Cinco grandes murales fueron plasmados en el Santuario de San Juan Bosco para conmemorar los 100 años de vida salesiana, de 1492 a 1992.
Son murales religiosos de la vida de Cristo y de la Congregación y sus creadores, los artistas Carillo Tornero y J. Reyes Tavera, emplearon casi un año para terminar esta obra pictórica.
Comenzaron en octubre de 1991 y concluyeron en 1992.
Cuatro de los murales representan el nacimiento de Cristo, su bautismo, el sermón de la montaña y la ascensión.
El quinto mural representa la familia salesiana en la fiesta de Pentecostés.
El principal, ubicado sobre el altar mayor, se divide en dos partes. El área superior representa el inicio de la iglesia primitiva y la imagen central de María Auxiliadora, madre de los salesianos, quien está iluminada por el Espíritu Santo.
La otra mitad representa la familia salesiana, en cuyo centro está San Juan Bosco rodeado de santos y fieles.
Dentro de esos murales destacan el padre Puppin Pazetto, sacerdote italiano y superior de la congregación; y el padre Andrés Rodríguez, misionero salesiano llegado a León.
También aparecen jóvenes drogadictos ayudados por salesianos y una señora con un niño en brazos, símbolo de los fieles que acuden los martes al Santuario.