La escena era tan improbable para las casas de apuesta como un avistamiento del monstruo del Lago Ness o que Elvis Presley apareciera vivo: que Leicester City, un pequeño club del centro de Inglaterra con 132 años de historia y las vitrinas vacías, levantase el trofeo de la liga de fútbol más rica y poderosa del planeta.

Pero no se trataba de un espejismo. En un día lluvioso y de júbilo descontrolado, Wes Morgan se plantó en el centro de la cancha del King Power Stadium, al lado de un entrenador sexagenario que no había ganado un solo título importante en tres décadas en el banquillo y rodeado por una colección de descartados y desconocidos, y alzó el trofeo de campeón de la liga Premier inglesa.

Bañados por confeti azul y amarillo y los vítores incesantes de 32.000 gargantas en las gradas, los jugadores de Leicester fueron coronados oficialmente como campeones, cinco días después que aseguraron el título gracias al empate 2-2 de su escolta Tottenham ante Chelsea.

Miles de hinchas se congregaron en las calles de la ciudad y a las afueras del estadio desde horas antes del partido contra Everton por la penúltima fecha, incluyendo cientos de italianos que llegaron para honrar al técnico Claudio Ranieri, que a sus 64 años y tras dirigir a 15 clubes y una selección finalmente se coronó campeón.

Ni el más optimista de los seguidores de Leicester hubiese imaginado esta situación hace un año, cuando el equipo batallaba por no descender a la segunda división. Ahora, el club que se ganó el corazón del mundo entero se prepara para disputar la próxima Liga de Campeones contra titanes de Europa como Barcelona, Real Madrid y Bayern Munich.

Dentro del estadio, el entrenador Claudio Ranieri se dirigió a los 32.000 hinchas antes del encuentro.

“Quiero decirles que somos campeones porque ustedes nos inspiraron”, expresó.

El cuento de hadas ha concluído con final feliz, el Leicester ha ganado lo imposible, 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *