Kastia Margarita Valdez Almonte, una mujer de República Dominicana, defraudó con sus procedimientos estéticos a docenas de mujeres en clínicas clandestinas en León y San Francisco del Rincón. 

Usando la cédula profesional de una médica cirujana de Morelos, que tiene su mismo nombre y apellido, la extranjera realizaba implantes mamarios, liposucciones, cirugías de nariz (rinoplastías), de abdomen (lipectomías) y de rejuvenecimiento de párpados (blefaroplastías), a un costo muy bajo.

Por una cirugía de implantes mamarios, por ejemplo, cobraba de 20 mil a 27 mil pesos; una liposucción la cotizaba en 18 mil pesos, y hacía las cirugías de nariz hasta en 4 mil pesos.

Diez testimonios fueron recabados por Am, de mujeres que tuvieron resultados adversos por las cirugías a las que se sometieron con ella.

Según las pacientes, la supuesta doctora aseguraba que los costos bajos se debían a un programa del Gobierno de Rusia, el cual le subsidiaba las operaciones.

Las cirugías mal practicadas han dejado daños físicos y psicológicos a decenas de pacientes, pero a la fecha, Kastia Margarita sigue operando y dando consultas sin que alguna autoridad judicial o sanitaria intervenga. 

Una de las afectadas ya presentó una denuncia. Durante su cirugía para ponerse implantes mamarios estuvo a punto de que le perforaran un pulmón y el mal procedimiento la llevó a someterse de urgencia a otra intervención reconstructiva, que le generó gastos que hoy superan los 250 mil pesos.

La denuncia penal por lesiones y negligencia médica fue contra Margarita Valdez Taboada y Kastia Margarita Valdez Almonte. El número de Averiguación previa en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato es 26233/2015 y la paciente afectada asegura que desde hace ocho meses que se presentó la denuncia, no ha tenido respuesta de la Procuraduría.

“Ha puesto más de 100 implantes y la única que ha hecho una denuncia soy yo, y me da coraje porque de esa denuncia no ha pasado nada”, señaló la afectada, quien pidió el anonimato. 

La supuesta cirujana se presentaba como Katia Margarita Valdez o Margarita Valdez Taboada, pero de acuerdo con la Dirección General del Registro Nacional de Población e Identificación Personal, su nombre real es Kastia Margarita Valdez Almonte, tiene 34 años y es nacionalizada mexicana.

Am no encontró registros profesionales en México que avalen a Kastia Margarita Valdez Almonte como Médico Cirujano, como indicaban las recetas que entregó a sus pacientes, y que tenían el logotipo de la Universidad Autónoma de México y del laboratorio I.D Lab.

Sin embargo, am sí constató que la cédula profesional de Médico Cirujano 3681493, que utiliza, en realidad corresponde a Margarita Valdez Taboada, egresada de la Universidad Autónoma de Morelos, y que radica y ejerce su profesión en Cuernavaca, de acuerdo con un familiar de la doctora que fue consultado. La médica cirujana rechazó dar una entrevista a am por temor a alguna  represalia.

De acuerdo con abogados consultados por am, la mujer podría estar incurriendo en al menos tres delitos: usurpación de identidad y profesión, lesiones, e incurrir en irregularidades sanitarias graves por operar en una clínica clandestina. 

Su paso por San Francisco 

En 2015, Kastia Margarita Valdez Almonte comenzó a hacerse popular en San Francisco del Rincón, cuando empezó a ofrecer sus servicios en el spa de “Chelita”, como conocen a la propietaria del lugar.

“Duró casi un año conmigo y la verdad fue muchísima gente, fue un boom. Yo vivía allá y era una persona conocida y la gente le decía: ‘yo confío en ella, pero a ti no te conozco’. Ella viene de República Dominicana y me dice que estudió allá y que aparte hizo una especialidad en la Universidad de Morelos”, comentó la dueña del spa, quien asegura que también fue engañada por la falsa doctora. 

“Yo le digo que me lleve su cédula y todo porque necesito tenerla como yo tengo todo lo mío, pero se fue saturando de gente, que no hubo manera ya de que ella me llevara sus papeles, y no los llevaba y no los llevaba”. 

Las intervenciones se realizaron en el spa hasta que alguien empezó a investigar a la supuesta cirujana. 

“Empieza la gente a rastrearla y a decir que no es doctora, que es enfermera, y que es esto y que es lo otro”, señaló la dueña del spa, quien corroboró la información con el doctor Gerardo Casillas.

“Se va de mí spa molesta y dice que de San Pancho ya no quiere saber nada”, agregó.

Algunas pacientes con las cuales am pudo platicar, coinciden en que fueron alrededor de 300 mujeres las que se sometieron a alguna intervención, muchas de ellas conocidas entre sí, mamás, hijas y amigas unas de otras.

“Ella cobraba 22 mil pesos porque era subsidiada por el gobierno de Rusia y era muy hábil para decirlo, las puras prótesis cuestan como 18 mil pesos”, agregó otra testiga que participó como auxiliar en sus cirugías, pero pidió el anonimato. 

Su llegada a León

Cuando la mujer se sintió descubierta, aseguró que todo era falso y se fue de San Francisco del Rincón, pero siguió con sus servicios en un espacio acondicionado como consultorio dentro de su casa, ubicada en la calle José María Alfaro, 418, en  la colonia Hidalgo del Valle, en León.

El lugar es un domicilio particular sin ningún anuncio o razón social en la fachada que lo identifique como clínica.

Según  testimonios de las pacientes, al fondo de esta vivienda hay un cuarto improvisado como quirófano, en el que Margarita Valdez las operó sin el instrumental básico ni la asistencia de profesionistas requeridos en cirugías de este tipo, como anestesiólogos, o cardiólogos. 

Representantes de la Cofepris realizaron una visita de inspección al domicilio ubicado en Hidalgo del Valle, donde funciona la clínica, sin embargo no pudieron hacer nada, debido a que no encontraron pacientes y Margarita Valdez negó ser doctora u ostentarse como tal, y señaló que sólo era cosmetóloga.

Tras contar con testimonios de 10 pacientes afectadas, am buscó contactar a Margarita Valdez vía telefónica, por WhatsApp y directamente en su domicilio, pero no hubo respuesta.

El viernes 6 de mayo, al acudir al fraccionamiento en que se encuentra su casa, habilitada también como clínica con quirófano, un hombre llamado José Luis Estrada, a quien pacientes identifican como la pareja de la presunta doctora, y a quien le realizaron los depósitos de pago de sus cirugías, salió y dijo que la doctora no se encontraba.

Pidió hacer una cita vía telefónica y proporcionó un número celular con lada de Dolores Hidalgo, el mismo que daba a las pacientes; pero nadie respondió a las llamadas. 

Alertan cirujanos de engaño

Para ejercer como Cirujano Plástico en México se requiere estar certificado por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, y se recomienda que el médico esté colegiado.

En el estado existe el Colegio de Cirujanos Plásticos de Guanajuato, el cual es presidido por el doctor Carlos Molina Villa.

Kastia Margarita Valdez Almonte no pertenece a estos organismos.

El Colegio de Cirujanos Plásticos de Guanajuato denunció a la doctora Margarita Valdez ante el Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en octubre del 2015, esto luego de que comenzaron a  recibir casos de personas afectadas por los procedimientos mal realizados.

“Ella ya está denunciada ante Cofepris, el tema es que nosotros, para hacer una denuncia, nos apoyamos como colegio y en la Secretaría de Salud, el problema es que (la denunciada) se mueve, como no son personas reconocidas ni fijas, cambian de lugar”, informó Molina.

Puntualizó que dudan que la mujer sea doctora o enfermera, ya que hay muchas irregularidades en el caso.

Además, advierte que al ser de otro país, no puede trabajar sin registro en México, y no está registrada en los organismos de cirujanos, opera en su casa o en un spa y sus pacientes han tenido diversas complicaciones.

El doctor Carlos Molina explicó que está prohibido realizar cirugías en una casa, en consultorios, spas, estéticas o cualquier otro lugar que no sea un hospital.

“Una biopsia, retiro de lunares o algo pequeño sí se puede hacer en un consultorio o quirófanos pequeños, pero una cirugía plástica, aumento de busto, liposucción, cirugía de nariz, tienen que realizarse en un hospital”, señaló el médico.

Asimismo indicó que toda cirugía lleva cierto grado de riesgo y sólo en un hospital se tiene el equipo de reanimación cardiopulmonar para cualquier contingencia, el cual es imposible tener en una casa.

Molina insistió en que las pacientes denuncien. 

Testimonios de la pacientes que acudieron con Margarita Valdez apuntan a que todas estas condiciones básicas, tanto físicas del quirófano como del personal que debe participar en cirugías de este tipo, no existieron en las operaciones que les realizaron. 

‘Es traumático estarme viendo’

Un tatuaje, pensó, sí, ésa sería la mejor alternativa para tapar la enorme cicatriz dispareja que tiene su abdomen de extremo a extremo, sin embargo no funcionaría para desvanecer la marca sentimental que le dejó la doctora Margarita Valdez.

Una mujer de 45 años de edad, madre y esposa, originaria de San Francisco del Rincón, tomó la decisión de hacerse una liposucción. La idea era sólo quitarse el exceso de grasa y esos detalles que quedan después del embarazo, pero terminó por hacerse ocho cirugías.

La doctora Margarita Valdez Taboada, como se presentaba y en quien confiaba por trabajar en el spa de “Chelita”, la intervino una y otra vez, le hizo una liposucción, una lipectomía, en los brazos también cortó; inyectó gel en el busto, después lo retiró y mejor utilizó implantes, volvió a meter el bisturí en el abdomen y terminó por hacerle algo en la espalda.

Después se sometió a más de 40 masajes con otra terapeuta para ver si su cuerpo se amoldaba a la forma deseada, con cintura pequeña, sin los borditos de piel del dorso, sin bultos en el abdomen, pues cada vez que iba a cirugía supuestamente para mejorar, se veía y sentía peor.

“Cuando estaba ahí, me evaluó, nada más me iba a hacer la lipectomía y la liposucción, y me evaluó en 18 mil pesos, yo dije: ‘está muy barato’, pero yo confiaba mucho en la señora ‘Chelita’; bueno, entre comillas sigo confiando porque al parecer ella también fue engañada”, platica en la sala de su casa.

Con el apoyo de su marido para operarse, llegó en diciembre del 2015, decidió ir sola, pero les dejó claro a sus hijas que estuvieran al pendiente para que fueran por ella cuando saliera.

Su esposo y sus dos hijas se preocuparon al pasar las horas, nueve en total. Hasta las 11 de la noche salió.

Recuerda que todo el tiempo de la cirugía estuvo consciente, platicando con la doctora y su asistente, pues sólo había recibido anestesia local.

Previo a la primer cirugía, se vieron para hablar de lo que quería hacerse, marcó con plumón las zonas que intervendría, pero jamás le dio a firmar un documento que se requiere para responsabilizarse y dar consentimiento de lo que se hará.

“Me dieron nervios porque me daba miedo por el lugar donde se estaba realizando la cirugía… no pensé en irme”, platicó.

El lugar no era más que un espacio acondicionado dentro del salón de masajes en San Francisco, cubierto con sábanas y con cajas de plástico donde guardaba los medicamentos.

“Cuando me hizo la lipectomía fue en un lugar que no era nada adecuado, me arriesgué bastante, hasta ahora me doy cuenta, nada más estaba la doctora Margarita y ‘Chelita’”.

“Había una camilla, había cosas alrededor que taparon con sábanas, todo muy simple; luego ella decía que tenía una máquina para esterilizar el ambiente, y que todo lo taparon para que estuviera esterilizado”, recuerda.

A pesar de eso, dice, le fue bien, porque su cirugía no se complicó sólo tuvo que estar 12 días en reposo.

Iba a haber una última operación para mejorar el aspecto del abdomen, en esa tendría que pagar 5 mil pesos más de los 54 mil que ya había desembolsado, ése fue el motivo por el que paró, tuvo que fingir tener gripa para no ir, pero de haber sido gratis hubiera vuelto.

 “Se supone que iba a mejorar, pero es muy traumático estarme viendo en el espejo, siendo que era una cirugía estética para estar mejor, anteriormente me iba a la playa y todo muy a gusto, pero ahorita hasta me da vergüenza, porque semejante cicatriz grande y el abdomen no se ve normal, pues sí te traumas”, comenta.

De tener contacto casi diario por mensajes o llamadas, pasó a no saber nada de la doctora Margarita.

“Todo le creía, para hablar era muy propia, muy convincente; todo lo creía uno, la veíamos muy seguido, se llegó a sentir tal la amistad porque hablábamos y nos veíamos, incluso nos mandábamos mensajes de cosas bonitas, llegó a ese estado de poder ser mi amiga, así se decía ella, pero después no le importó nada”.

Visitó a otro doctor. Tendrá que hacer correcciones, pero no está decidida, no quiere volverse a someter a cirugías. Además, invertir más dinero es complicado.

¿Médico a los 16 años?

En el Registro Nacional de Población e Identificación Personal, al ingresar el nombre de Kastia Margarita Valdez Almonte aparece como originaria de República Dominicana y da fecha de nacimiento el 15 de noviembre del 1981, es decir, actualmente tiene 34 años de edad.

Sin embargo, ella se presenta con sus clientas como Margarita Valdez Taboada y utiliza su cédula profesional, misma que aparece en sus recetas. 

Pero la cédula profesional pertenece a una médica cirujana titulada de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, que egresó de la especialidad de cirugía en el 2002.

Si esa cédula correspondiera a Kastia Margarita, habría egresado a los 21 años, su ingreso a la licenciatura de Medicina habría sido a los 11 años, para cursar los cinco años de la carrera y, a los 16, entrar a la especialidad de cirujano general.

Carlos Molina Villa, presidente del  Colegio de Cirujanos Plásticos de Guanajuato, explicó que para hacer cirugías plásticas, la vía es solo una, que lleva mínimo 12 años.

“Los que hacemos este tipo de cirugías, tenemos que tener una preparación inicial de medicina, que son cinco años; de ahí tenemos que hacer un examen a nivel nacional donde pocos salimos seleccionados para hacer una residencia en cirugía general, que va de tres a cuatro años; después de ahí, otro examen para ingresar a cirugía plástica, que lleva de tres a cuatro años”, comentó.

Terminando la especialidad, el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, realiza un examen para certificarlos. 

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