María de Jesús Romero, vecina de San Miguel Octopan tenía 17 años cuando tuvo al primero de sus 7 hijos. 

Mientras caminaba junto a sus hijas, quienes a su vez cargaban a dos bebés –sus nietos- accedió a relatar lo que le ha tocado enfrentar.

“Tuve que salir a trabajar y salir adelante sola porque su papá a veces me echaba la mano y a veces no”.

Su historia, señala, se repitió en la menor de sus hijas, quien se embarazó a los 17 años.

“Tuve a mi hijo ya a los 18, yo ni quería tenerlo pero mi mamá me dijo que sí lo tuviera”, reconoció la joven que prefirió omitir su nombre.

Comparte que cuando tuvo a su bebé por primera vez en sus brazos, hace 8 meses, su forma de pensar cambió un poco.

“Todavía no siento que haya cambiado mucho mi vida de como era antes, porque el bebé me lo cuida mi mamá. Todavía me dan ganas de salir a los bailes, andar en el des…, aunque ya no es igual”.

Luego de ser mamá, la joven señala que no tiene nada de malo tener relaciones a corta edad, pero en lo que sí coincidió con su mamá es en mejor cuidarse para esperarse un poco más a tener hijos.

Educa sola a su hijo

Hace de 16 años, Rosalinda Arreguín lo primero que sintió cuando le dijeron que iba a ser madre, fue miedo e incertidumbre. Siendo la más chica de tres hermanas y habiéndoles inculcado en casa con valores y costumbres ¿cómo le iba a salir con esta noticia a sus padres?

“No me dio miedo que él se fuera y me dejara sola, lo que más miedo me dio fue enfrentar a la familia, porque era la más chica.

“Me esperé 6 meses para decirle a mi familia y su respuesta fue diferente a la que pensé que me darían, me apoyaron yo tuve a mi hijo a los 19 años”.

El miedo de Rosalinda se convirtió en fortaleza el día que Fabián Alejandro, su hijo, estuvo por primera vez en sus brazos.

“Ahí se te olvida todo bueno o malo, se pierde porque es una luz tan grande que tienes en tus brazos; en ese momento te cambia el chip y te pone otro totalmente diferente, sabes la responsabilidad que tienes”.

En el transcurso de 16 años, el momento más difícil que enfrentó Rosalinda como madre soltera fue cuando operaron a su hijo.

“A veces siento que le duele la parte de no haber estado su papá, a veces lo veo triste, platico con él y me lo ha dicho, -‘me duele que los demás me preguntan y ¿cómo se llama tu papá?, y yo ni lo conozco’- ”.

Con Fabián como su motor, Rosalinda comparte que durante estos años se ha dedicado a superarse, para lo cual terminó la preparatoria y a la fecha estudia el sexto cuatrimestre de la carrera de Derecho. Para lo que ha logrado en todo momento reconoce el valioso apoyo de su familia.

No se arrepiente de haber tomado la decisión de tener a su hijo y de ser madre soltera, considera que hay mujeres que a veces cometen el error de no permitir la vida a un ser que Dios les manda, pero que no hay que juzgarlas.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *