Hace dos meses le diagnosticaron a Marilú cáncer cervicouterino; al momento pensó que estaban mal los estudios médicos e incluso que le habrían entregado los resultados de otra paciente. Al paso de los días, por fin aceptó su enfermedad, pero ahora le tocaba sufrir el abandono de su pareja y su propia familia.
En el momento en que el médico le dijo que padece cáncer cervicouterino en lo primero que pensó fue en la palabra muerte, pero la reconfortaba que podría apoyarse en su pareja -con quien siempre soñó casarse-. La realidad fue que él se hizo a un lado, poco a poco se fue alejando, ni siquiera la quiso acompañar al médico, hasta que un día la abandonó. Ella no sabía qué era más doloroso, si desconocer el tiempo de vida que le queda, que sus hijos pueden quedarse huérfanos, o que en el momento que más necesitó apoyo nadie estuvo.
Ayer festejó el Día de las Madres con su grupo de recuperación, en donde ha aprendido que nunca es tarde para realizar sus sueños, y que aún con una enfermedad mortal, se puede seguir viviendo con calidad.
“Nosotras como mujeres nos dedicamos a los hijos, a la pareja, a la familia, al trabajo, pero pocas veces nos damos tiempo para nosotras, yo antes del diagnóstico sabía que tenía que ir al médico a revisión, no sé porqué pero sabía que algo estaba mal. Era como un presentimiento sustentado en los malestares que tenía.
“Por miedo no iba al doctor, le decía a mi ex pareja que me acompañara porque en el fondo sabía que las noticias no serían alentadoras, pero él nunca tenía tiempo o no quería hacerlo y por ello nunca fui a revisión. ¡Mujeres no se atengan a que alguien las cuide!, ¡cuídense ustedes! Fue hasta ahora, que el cáncer está más avanzado que fui y ahora lamento cuánto tiempo perdí, ahora tengo esta enfermedad y además mi marido me dejó. No es momento de lamentos, sino de lucha”, platicó.
Así como ella, decenas de mujeres festejaron ayer el Día de las Madres luchando por su vida, reconociendo que muchas veces, cumpliendo su papel de mamá, han pensado más en su familia que en ellas mismas.

Pelea por su vida

Para Verónica Pérez Gasca de 40 años, originaria de Cortazar, este 10 de mayo fue diferente porque recibió la segunda sesión de quimioterapias para vencer el cáncer cervicouterino aparte de la serie de 25 radiaciones que esta semana acumulará y vencer el mal.
“No sé como agradecer aquí a los médicos porque no duré mucho tiempo para que me dieran el tratamiento, yo no quería aceptar, pero por mi hija por mi familia y más porque sé que pronto me voy a recuperar”.
El 10 de marzo pasado Verónica recibió la noticia de que tiene cáncer de útero tras una serie de estudios practicados en el Hospital Materno de Celaya.
Y aunque a veces es difícil sobrellevar la enfermedad, es optimista con ella misma porque sabe que habrá muchos 10 de mayo para celebrar como tantas mamás.
“Me puse triste el día domingo porque mi hija me adelantó mi regalo, me hizo una manta con muchas frases diciendo que era la mejor mamá y también el mejor papá porque soy madre soltera”.
Si Dios ya le puso esta prueba, Verónica insiste en que ahora seguirá el tratamiento hasta terminarlo, aunque a veces el cansancio le gane y tenga muchas ganas de dormir.
Verónica dice que se arrepiente de no haber ido al médico cuando tenía los síntomas de la enfermedad para recibir un tratamiento más a tiempo. Pues por pena a que un médico la revisara, pasó desapercibas las hemorragias que en diciembre la acecharon, sabía que algo estaba mal en su cuerpo.
“Lo de la pena ya quedó atrás, si se sienten mal vayan a su chequeo para que estén a tiempo”, expresó. 

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