Orgullo que trasciende 

Galia Macías Lozano maestra de primara de la Escuela Constituyentes 1857, a lo largo de 32 años ha dedicado parte de su tiempo y vocación a este bonito servicio magisterial, en la actualidad imparte primer grado a los niños de 1-A con quienes se siente muy contenta al lado de sus pequeños alumnos.

Actualmente cuenta con 50 años de edad y  forma su hogar junto a su esposo Hugo Almaraz y sus tres hijos Andrés, Brando y Pedro, ellos son su motor de vivir del día a día y quienes le dan esa fuerza para seguir educando con dedicación a cada uno de sus alumnos  que han pasado de generación tras generación. 

“La escuela es mi segunda casa y lo seguirá siendo por muchos años, ser  maestra me ha dejado muchas experiencias, una de ellas la satisfacción de poder enseñar y atender a los niños, así como de tener un aprendizaje de cada uno de ellos y sobre todo verlos después de mucho tiempo y que me recuerden”, refirió la maestra Galia. 

Mi profesión la compaginó como maestra y madre de familia, las cosas siempre se han acomodado a mi favor, tuve la fortuna de tener en esta misma escuela a mis hijos y pude estar al pendiente de ellos y de sus estudios, así como siempre lo he hecho con cada uno de mis alumnos, ahora mis hijos ya son grandes y ellos siempre me han apoyado a continuar en esta carrera y esto es gratificante para mí

 El día del maestro no lo festejo de una manera en particular con mi familia, ellos me felicitan, más sin embargo trato de pasarla con mis alumnos, compañeros y maestros, y la paso muy contenta,  siempre recibo de ellos su cariño y su reconocimiento como su maestra. 

 

Deja huella en la docencia  

La docencia es una de las profesiones más hermosa, así lo describe Lourdes Cecilia Cortes Valtierra, quien dedico parte de su vida a la enseñanza con los jóvenes de secundaria.

Desde pequeña uno de sus sueños más grandes fue trabajar como maestro, originaria de la ciudad de Córdoba, Veracruz. Llego a muy corta edad a la ciudad de México, donde desarrollo gran parte de su vida y donde paso de cerca grandes acontecimientos que marcaron la historia como la matanza de Tlatelolco en 1968.

Pero no fue hasta que entro a la Escuela Nacional de Maestros para Capacitación del Trabajo Industrial cuando emprendió este maravilloso viaje en el mundo de la enseñanza.

Con la especialidad en la Industria del Vestido, Lulú emprendió otra aventura y cambio de residencia a la ciudad de Irapuato, donde en 1978 impartió sus primeras clases en la secundaria Federal N° 1, primera escuela federal en la ciudad, hoy conocida como Secundaria General N°1.

Lulú recuerda con mucho cariño y afecto la satisfacción que le dejo enseñar a los jóvenes y no solo en la escuela sino en la vida con sus sabios consejos y aprendizajes.

Fueron más de 30 años los que estuvo frente al salón, donde aprendió muchas cosas de los estudiantes y vivó grandes experiencias, algunos de sus ex-alumnos la recuerdan con mucho cariño y con ese entusiasmo que siempre la distinguió frente al aula.

Fue en 2008 cuando se jubilo, pero nunca dejo de lado esos bellos momentos en los que los alumnos le robaron sonrisas y lágrimas, mucho menos esa huella que dejo en tantas generaciones que hoy, también la llevan en su recuerdo.

 

Una profesora con valores   

Ser maestro es aprender día con día junto con tus alumnos  la mejor tarea, así lo refirió la maestra Dora Leticia Guevara Zúñiga, quien cuenta con 33 años dentro de la docencia y  quien actualmente imparte el grado de 6-A. 

Para la maestra Lety, -como la llaman todos sus alumnos de cariño- la convivencia con los niños es una de las principales para ella y en segundo lugar poder ayudar a los niños en su aprendizaje.

Así como he apoyado a mis alumnos, también apoyo a mis hijos en su educación , quienes ahora ellos ya son todos unos profesionistas y de quienes ahora recibió un apoyo así como el de mi esposo, refirió la maestra Lety Guevara.

La maestra forma su hogar al lado de su esposo Sergio Gutiérrez Negrete y sus hijos Oscar y Axel Gutiérrez Guevara.  

La mejor tarea que les dejo a mis alumnos, son los valores, esto es algo que me gusta que practiquen en ellos día con día y que apliquen en la vida diaria los conocimientos que aprenden y se enseñen a resolver situaciones cotidianas. 

El mejor regalo que he recibido como maestra por parte de mis alumnos, son las cartas que ellos me escriben. donde me dicen lo que representó para ellos  y lo mucho que me quieren y el agradecimiento que sienten por enseñarles en su caminar. concluyó.

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