Donald Trump siempre ha sido Donald Trump. Desde pequeño, el candidato republicano es ambicioso, arrogante y confía enormemente en sí mismo. “Cuando me veo en primer grado (con seis o siete años) y me veo ahora, soy básicamente el mismo. Mi temperamento no es tan diferente”, dice Trump en la biografía más completa sobre su vida, Never Enough (Nunca suficiente), escrita por el periodista Michael D’Antonio y publicada en 2015.

Trump, un candidato multimillonario y sin experiencia política, es el favorito para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos. Lo ha logrado con una retórica populista y una actitud arrogante.

Donald Trump, nacido en junio de 1946, es el cuarto hijo de cinco y de un padre de origen alemán y una madre escocesa. Fue criado en una mansión de 23 habitaciones, en el barrio neoyorquino de Queens. Su padre, que había rescatado de la ruina el imperio inmobiliario iniciado por su progenitor, se dedicaba a proyectos residenciales para la clase media. Era espabilado, oportunista e introvertido. En ocasiones actuaba al límite de la legalidad. Era un trabajador incansable. Su madre era ama de casa y hacía labores de caridad. Era extrovertida.

Donald heredó de su padre el hambre por los negocios, y de su madre la soltura social y afán de protagonismo. Fred Trump inculcó a sus hijos una cultura de esfuerzo y competición feroz. “Sed unos asesinos”, les repetía, según la biografía de D’Antonio. Pero el padre combinaba la disciplina con la indulgencia. 

“Eres un rey”, le dijo a Donald. Los hijos estudiaban en escuelas privadas y tenían acceso a lujos aunque la familia no era ostentosa ni refinada en sus gustos. Donald fue el que más conectó con su padre y el que acabó siguiendo sus pasos.

El adolescente Trump “quería ser el primero en todo” y creía que “era el mejor”, según cuenta su mentor en la academia militar en la que entró a sus 13 años. Entendió entonces que “la vida se basa en la supervivencia” y empezó su obsesión por la fama. Trump era una estrella del béisbol.

Ni alcohol, ni tabaco

 

En la universidad, Trump era una excepción. En los dos años que estuvo en la Universidad Fordham, en el barrio neoyorquino de Queens, era de los pocos que ni bebía, ni fumaba. Un hábito que dice haber mantenido toda su vida. Fantaseó con una carrera como actor, pero las ambiciones empresariales le atraían más. Ya había empezado a involucrarse en la compañía inmobiliaria de su padre. Más tarde, estudió Economía en una facultad elitista de la Universidad de Pensilvania.

A Trump le fascinaban los grandes proyectos. Decidió que nunca quería pasar desapercibido, ni ser menospreciado. Aprendió de su padre, que era de gustos más humildes, los tejemanejes con las autoridades y a reaccionar ante imprevistos. Y descubrió que era hábil negociando.

En 1971, Trump asumió el control de la empresa familiar. Extendió los proyectos a Manhattan, el barrio en el que había que estar para ser conocido. Se convirtió en el gran promotor inmobiliario de la ciudad. “Si un hombre tiene estilo, es inteligente, en cierto modo conservador y tiene gusto sobre qué quiere la gente, está obligado a ser exitoso en Nueva York”, dijo en 1976 al diario The New York Times, en el que fue su primer gran perfil en la prensa.

Trump tenía entonces 30 años. Estimaba que acumulaba una fortuna de más de 200 millones de dólares (ahora, según la revista Forbes, es de cuatro mil 500 millones). En 1999, cuando su padre murió, dejó una herencia de entre 250 y 300 millones. A sus 30 años, Trump lucía las iniciales DJT en la matrícula del Cadillac que le conducía un chofer. Salía con modelos y acudía a fiestas elegantes. Atribuía su éxito a construir más barato y mejor que sus competidores, y a técnicas agresivas de venta.

A sus 69 años, Trump mantiene la actitud enérgica y provocadora. No hay un día en que no se mofe de sus rivales electorales, que no saben cómo frenarle. “Siempre fui como un líder en mi barrio. Casi como hoy, gustaba mucho o nada. Entre mi gente, era muy apreciado y tendía a ser el niño al que otros seguían”, escribió Trump en 1987 en su primer libro, The art of the deal (El arte de la negociación).

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *