Una vida entre milagros, es así como Don Antonio Villanueva Ávila, de 75 años de edad, y sacristán del Templo de Nuestra Señora de la Soledad, define su diario vivir. 

En el 2006, Don Antonio comenzó a dedicarse a cuidar los templos, primero el Hospitalito y después la parroquia de la Soledad, dándoles mantenimiento, que consiste en trapear, limpiar, sacudir las imágenes religiosas, y apoyar al señor Cura durante la celebración de las misas. 

Su estancia en estos recintos sagrados, le ha permitido ser testigo de infinidad de vivencias que acrecientan más su fe a Jesucristo, pero entre todas esas historias, existe un milagro en particular que él asegura que jamás olvidará. 

“Entre mis vivencias me tocó ver un milagro, hace tiempo llegó llorando al templo una muchacha, estaba desahuciada, estaba apunto de morir, ella trabajaba en Guanajuato, y hasta después supe que era enfermera, además tenía leucemia, siempre estaba llorando en la iglesia, un día me acerque a ella, le dije que le rezara una novena al Señor de la Misericordia, que es muy milagroso y me hizo caso” recordó Don Antonio, quien compartió que la joven estuvo durante dos meses visitando la iglesia, tiempo en el que de acuerdo a Villanueva Ávila, el milagro ocurrió, al recuperarse la joven de esa enfermedad.

Además, Don Antonio asegura que cada que esta cerca de la Virgen de la Soledad, dándole su mantenimiento siente que una energía especial y única brota de la Santísima Virgen. 

Desde hace 10 años, Don Antonio ha visto pasar a muchísima gente, quienes acuden con la Virgen en búsqueda de un milagro, pero también para agradecer por cada uno de ellos, “Vienen a hacerles sus cuarentenas para que les conceda un milagro” compartió el sacristán. 

Don Toño, como todos los feligreses lo conocen compartió que en el templo también se encuentran la Virgen del Carmen, la Virgen del Perpetuo Socorro, la Virgen de Guadalupe.

“Cuando les van a hacer alguna operación de los ojos o les esta fallando su vista le vienen a pedir a Santa Lucía”, contó Don Toño, quien aprovechó para invitar a los irapuatenses a no perder la fe, y pedirle a la Virgen de la Soledad para que les ayude a salir adelante.

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