Con decenas de imágenes como recuerdos en su casa Cecilia Matínez socorrista de Cruz Roja Mexicana relata para am cómo ha sido su labor durante 38 años.
Con un día muy ocupado, donde se desempeña como enfermera, en algunos hospitales particulares, Cecilia se da tiempo para colaborar en un módulo de la Cruz Roja, donde apoya a acomodar las gasas, a hacer torundas, y en si a tener en orden el material que se utiliza en las curaciones.
Perteneciente actualmente al grupo de veteranos de dicha institución relata como ha entregado tantos años y lo mucho que ha aprendido para brindar una mejor ayuda a las personas.
Ella recuerda que en aquellos años, no pensó el quedarse tantos años en la labor de socorrista, pero sintió un apego que la llevó a colaborar día y noche. “ Yo quería estar diario en la Cruz Roja, era la emoción de todos los días de estar allí”.
Ella relata que al principio entrar fue complicado debido a que algunos compañeros no la aceptaban en ese tiempo por el hecho de ser mujer. “ No nos tomaban en cuenta, hacían comentarios en el que nos evitaban, al chofer no le gustaba que fuéramos mujeres a los rescates”, afirma
Después de algún tiempo de estar colaborando los hombres fueron aceptando su estadía allí pues poco a poco Cecilia demostró al igual que algunas de sus compañeras que sí estaban capacitadas.
“Siento feo recordar, que hubo personas que me tocó verlas en sus últimos momentos, diciéndome: ¿Te acuerdas que no te queríamos? ¿Te acuerdas que las mujeres no eran bienvenidas allí? Respondí sí pero ya pasó, lo importante es que ahora me quieren y me aceptan. Discúlpame porque estábamos cerrados ante esa posibilidad”, relata Cecilia con lágrimas en los ojos, quien afirma que esas actitudes lejos de alejarla la animaron más a seguir en lo mismo, ya que no se da por vencida.
Después de tantos años de contribuir al beneficio de las personas Cecilia afirma que lo que la impulsa a dando este apoyo es el amor a la gente. “Estoy agradecida con que Dios me deje servir a la gente, me motiva el cariño de las personas, que se acuerden de mí, siento bonito cuando la gente me dice en la calle adiós Ceci, o cuando me presentan a sus hijos, -mira hijo ella me curó hace muchos años y aún sigue dando servicio- todas esas muestras de aprecio son las que me alientan”.
La labor de socorrista es un trabajo que implica largas jornadas, por lo que Cecilia nos relata que en ocasiones su padres la regañaban por pasar horas colaborando en Cruz Roja pero a pesar de eso llevaban una excelente relación y ellos se sentían orgullosos de ella. “En esos tiempos tuve mucha presión con mis papás, mi papá me decía en paz descanse, -¿cómo es posible que pases tanto tiempo allá?- con el tiempo lo aceptaron pues entendieron que era lo que a mí me gustaba”, cuenta.
Después de tanto tiempo de ser socorrista y con todo lo que ha vivido Cecilia manifiesta que se siente orgullosa de hacer lo que a ella le gusta, y menciona que lo volvería a hacer pues es algo que la llena de felicidad .“Como todo, alguna vez llegué a pensar en dejarlo, por algún jefe o algún mal día que tuve, pero al pensar en la gente, me tranquilizaba y pensaba que a quien en realidad sirvo es a la gente”, cuenta.
Ella invita a los jóvenes a que se inclinen a apoyar a los demás por verdadero empeño, ya que las nuevas generaciones menciona pueden aportar mucho. “ Si tienen las ganas de hacer algo, no se queden con las ganas de apoyar, contribuyan a hacer algo” finalizó.
Dedica su vida como socorrista y enfermera
Con decenas de imágenes como recuerdos en su casa Cecilia Matínez socorrista de Cruz Roja Mexicana relata para am cómo ha sido su labor durante 38 años.