Lo tenía todo para ganar, pero el antifujimorismo, principal y amorfo movimiento político de Perú en este momento, le arrebató la victoria en la recta final a la derechista Keiko Fujimori, hija del autócrata que gobernó entre 1990 y 2000.
A pesar de que a última hora de la tarde se luchaba urna a urna con diferencia, al 91% escrutado, de menos de 100 mil votos (sobre un censo de 17.1 millones), los analistas apuntaban a que el liberal Pedro Kuczynski lograría la presidencia por la mínima.
La movilización de la izquierda y los escándalos de su entorno le hicieron perder la última semana la elección que tenía ganada.
Perú despertó conmocionado al día siguiente de las elecciones más extrañas y reñidas de su historia. Nadie acababa de creerse del todo este inesperado giro que llevó a un vuelco total en la última semana de campaña.
Los Fujimori se negaban a reconocer la derrota, esperando actas de zonas más lejanas del País con un tercio de territorio selvático, donde algunas urnas deben ser trasladadas en canoa.
La ONPE, el organismo electoral, aseguraba que no habrá datos definitivos al 100% hasta media semana, por haber muchas impugnaciones. Pero todos los analistas daban casi por hecha la derrota del fujimorismo.
Ganó antifujimorismo
El sociólogo Santiago Pedraglio destaca la movilización de la izquierda, que se tragó el sapo de votar al liberal y ex banquero Kuczynski para bloquear a Keiko.
“Esta batalla la ha ganado el antifujimorismo, no Kuczynski”, explica. “El vídeo de Verónika Mendoza [líder de la izquierda] pidiendo el voto para PPK [la formación del candidato] fue clave. Lo hizo en castellano y en quechua, y voló en Facebook, se reprodujo más de un millón de veces. Eso, sumado a los errores de Fujimori, que apareció mucho más agresiva, más los escándalos en su entorno al final de la campaña y el giro de Kuczynski, que salió al ataque, fueron definitivos para activar el voto antifujimorista”, remata.
Mendoza, que estuvo a punto de entrar a la segunda vuelta —a dos puntos de Kuczynski— es la dirigente con más proyección.
La politóloga Paula Muñoz, profesora de la Universidad del Pacífico, remata: “Según la encuesta de Ipsos, el 39% de los que apoyaban a Kuczynski lo hacían para que no ganara Keiko Fujimori”.
Pese al alivio de los antifujimoristas, que ya veían el regreso del apellido que marca la política desde hace 30 años, y que cabalgaba a la victoria montado sobre la inseguridad y la pobreza, el problema será gobernar en minoría en el Congreso.
“El fujimorismo podría, por números, bloquear al Gobierno, pero no le conviene hacerlo, va a tener que ayudarle. Va a ser difícil pero no imposible, Kuczynski deberá abrirse a muchos sectores, también progresistas”, remata Pedraglio.
Domina Keiko el Congreso
El Congreso peruano será un campo de batalla muy difícil para el virtual vencedor de las elecciones.
Fuerza Popular, de Keiko Fujimori, logró 73 escaños en un Congreso de 130 representantes, y Peruanos por el Kambio (PPK), de Kuczynski, controla solo la segunda minoría (18 congresistas) después del Frente Amplio, de izquierda (con 20).
Analistas aseguran que sin importar quién alcance la presidencia, el camino está trazado: deberán lograr acuerdos para la gobernabilidad.
“Que haya mayoría opositora de un solo partido siempre es complicado (si ganara PPK). En diferentes momentos de la historia de los últimos 70 años, esos escenarios terminaron en golpe de Estado”, afirma el politólogo Fernando Tuesta.
“El Ejecutivo no puede de ninguna manera gobernar sin el Congreso; es cierto que puede desarrollar políticas y tomar decisiones, pero sin acuerdos no aprobaría ninguna ley”, añade el también exjefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.