En algunas de las principales ciudades del País, el domingo pasado los electores optaron por la alternancia de partidos políticos en gobiernos municipales.
Por ejemplo, en seis de las 12 capitales estatales en disputa, los ciudadanos optaron por un partido distinto al que actualmente encabeza las alcaldías.
De acuerdo con los Programas de Resultados Preliminares, las ciudades de Durango, Chetumal, Chihuahua y Pachuca pasarán del PRI al PAN.
Mientras la capital de Tlaxcala dejará de ser panista para volver a ser administrada por el tricolor, la ciudad de Zacatecas pasó de ser tricolor a quedar en manos de Morena.
En otras capitales estatales en disputa, como Ciudad Victoria, Oaxaca y Culiacán, los ciudadanos refrendaron a los priístas al frente de los ayuntamientos.
Mexicali y Aguascalientes ratificaron a las administraciones emanadas del blanquiazul.
En otros casos, como Ciudad Juárez, la ciudadanía eligió al independiente Armando Cabada, poniendo fin a 12 años continuos de gobiernos del tricolor.
En Tijuana, una de las ciudades más pobladas del País, el PAN arrebató al PRI el control del Ayuntamiento, después de seis años de gestiones tricolores.
Además de Chetumal, en Quintana Roo, la alianza PAN-PRD ganó al PRI las Alcaldías de Cozumel y Playa del Carmen.
Tamaulipas es uno de los estados que registra mayor alternancia en sus municipios: Matamoros pasará del PAN al PRI, y Ciudad Madero y Reynosa cambiarán de regidores priístas a panistas.
En Tulancingo, la segunda ciudad más importante de Hidalgo después de la capital Pachuca, gobierna actualmente el blanquiazul, pero entregará la Alcaldía a la planilla tricolor.
El cambio de signo político también se registró en 8 de las 12 gubernaturas que se disputaron el pasado domingo, lo que en opinión de Jesús Cantú, profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, significa una tendencia hacia los comicios presidenciales de 2018.
En general, opinó, la jornada del domingo pasado evidenció un voto de castigo para el tricolor, pues ocho de los doce estados donde eligieron gobernador, optaron por la alternancia de partido en el poder.