Muhammad Ali recorrió por última vez su ciudad natal el viernes — pasó frente a la pequeña casa rosa donde creció y el museo que lleva su nombre — mientras cientos de dolientes a lo largo del camino elevaban sus puños y gritaban “¡Ali!, ¡Ali!” al ex campeón mundial de boxeo conocido simplemente como El Más Grande.

Su ataúd rojo cereza, cubierto con un tapiz islámico, se llevó en un auto fúnebre mientras un grupo de portadores del féretro que incluía a los ex campeones de boxeo Mike Tyson y Lennox Lewis, así como el actor Will Smith, dejaron la funeraria en una doble fila. Los nueve hijos de Ali, su esposa, dos de sus ex esposas y otros miembros de la familia se unieron a la procesión.

La caravana de 17 vehículos se dirigió a un cementerio en Louisville en un camino de 30 kilómetros a través del bulevar Muhammad Ali Boulevard, que también se espera pase por el gimnasio donde Ali aprendió a boxear.

Mientras la larga fila de limosinas negras pasaba, los aficionados gritaban como espectadores de alguna de sus peleas, paraban los autos, sostenían teléfonos y carteles, lanzaban flores sobre la capota del carro fúnebre y se acercaban a tocarlo. Los camioneros sonaban sus bocinas en señal de saludo. Otros se quedaron en silencio y observaban con reverencia el paso del campeón.

“Se levantó por él mismo y por nosotros, incluso cuando no era popular”, dijo Ashia Powell, esperando el paso de la carrosa fúnebre en una barandilla debajo de una carretera interestatal.

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