Ante una concurrencia de cerca de 300 feligreses, el cura de la Parroquia de la Asunción, José Luis Aldana Wario, durante la homilía dominical exortó a los fieles al reconocimiento de los errores, a actuar en concordancia con la ley del espíritu, que es guiado por la humildad, gracia y misericordia.

Y resaltó la actitud idónea para todo creyente: la relación íntima con Dios: “La relación con Jesús es purificadora, Él sana de dolor, nos hace sensible al reconocimiento de nuestros errores y no a la observación insensible de los errores de los demás. “He visto llorar a hombres maduros, he visto esas lágrimas que limpian el corazón”.

En la homilía se expuso un pasaje del evangelio de Lucas que narra cómo fue que una mujer dedicada a la prostitución lavó con lágrimas y perfume de alabastro los pies de Cristo, quien había sido invitado por los fariseos. Jesús arropó a la mujer desquebrajada, sanándola del dolor. Sin embargo los fariseos reprobaron el acto por haber sido misericordioso con ella. 

“Siempre que se invita a Jesús a casa, siempre acepta, pero curiosamente incomoda un poco a los invitados con sus reflexiones y actos. Cuando somos invitados a una casa, acostumbramos a halagar a la persona que nos invitó, Él nunca halaga al anfitrión. En el evangelio de Lucas, se quedan perplejos ante su actitud, quien en lugar de condenarla, simplemente la sana. Así es Jesús al momento de recibir nuestra invitación, así es la visita a nuestro interior”, dijo.

Enfatizó en que la reflexión debía concentrarse en las personas a las que les cuesta experimentar la humildad, ”a la gente que se siente buena, que no necesita perdón, ni cree cometer errores. Vienen a confesarse porque lo tienen qué hacer pero no lo hacen con conciencia”.

Y agregó, para quienes transitan por un periodo difícil: “Cuando todas las puertas se cierran, la única que estará abierta es la de Dios” .

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