“Un padre no es el que da vida, eso sería demasiado fácil, un padre es el que da el amor” (Denis Lord, novelista).
Más allá de dar vida, el doctor especialista en nutrición, Ernesto Aranda Arredondo ha llenado a sus tres más grandes tesoros de amor y comprensión.
La consolidación de su familia comenzó al unir su vida con su gran amor: Claudia de Arredondo.
Su primer hijo llegó a sus vidas en 1989, quien al igual que el orgulloso papá fue nombrado Ernesto.
Fue en ese instante, al tener a su hijo entre sus brazos, cuando descubrió la más maravillosa experiencias: ser padre.
Otra bendición más llegó a sus vidas dos años después, al conocer a su segunda heredera María Fernanda; y en 1997 la familia creció con la llegada de Arantxa.
Desde hace 27 años, el reto más grande de Ernesto Aranda ha sido tratar de educar a sus hijos con valores y ética, pero sin influir en sus decisiones individuales de creencias y pensamientos.
Otro reto más como padre y profesionista ha sido compaginar su vida profesional con la laboral, “Es difícil, en ocasiones el trabajo te separa de la familia ero creo que el tener muchos gustos en común nos permite ser siempre muy muéganos”.
Además de retos, ser padre ha llenado al doctor Aranda de incontables satisfacciones, entre ellas: ver a sus hijos sanos, deportistas, dedicados al estudio, comprometidos con ellos mismos y con su entorno, pero sobretodo verlos felices.
“Además que a través de ser padre ahora soy abuelo”, compartió Aranda Arredondo, quien a través de su rostro refleja la inmensa felicidad de tener en su vida a Ivanna, su pequeña nieta de 3 años.
El Día del Padre en la familia Aranda Arredondo son celebrados con una comida, donde aprovechan para compartir esta agradable fecha.