Determinación es la características que define a estos emprendedores que han planeado una idea de negocio a partir o desde su discapacidad física. 

Masajes, imprenta y asesorías son algunas de las actividades que estos persistentes empresarios han logrado planear para su futuro. 

En Guanajuato hay 119 mil personas con limitación para moverse, ver, escuchar y comunicarse. Esta cifra es para personas que se encuentran en edad laboral de 20 a 69 años, de acuerdo con cifras del censo de población del 2010 del INEGI. 

“La actividad laboral se da poco para las personas con discapacidad”. 

Con esta certeza es como Santiago Moreno Alcaraz decidió capacitarse para emprender un negocio de masajes. 

Santiago tiene discapacidad visual. Perdió la vista hace 14 años, después de recibir un golpe en la cabeza al ser objeto de robo en su taller de electrónica.

En ese entonces, tenía 23 años. La consecuencia de esa situación fue que le desprendieron el nervio óptico, generando su condición actual. 

Antes de decidirse a emprender, trabajó en una fábrica de suela y como jardinero limpiando terrenos. Aprendió repostería y se ha dedicado a la venta de galletas, esto le ha permitido ser autosuficiente por ocho años.

A la par de estas actividades estudió braille en el CIDEVI. En este centro lo invitaron a formar parte de un grupo para aprender la técnica de masajes. 

Este año se vinculó con el programa de Fomento al Autoempleo. Como requisito para otorgarle apoyo, le pidieron tomar el taller de incubación de empresas en Proempleo. 

Su meta a tres años es contratar a 10 personas que como él, tienen discapacidad visual y luego generar una escuela donde pueda capacitar en repostería, masajes y artes plásticas. 

“Quiero registrar mi marca, me veo como una empresa y como una escuela de masaje”, asegura Santiago, quien está por vincularse con Polifórum para dar servicio a sus empleados.

Este emprendedor de 38 años tiene claro su proyecto. “Si como persona con discapacidad no me hacen caso, espero que como empresario sí lo hagan. No quiero un trato diferente, quiero un trato justo”.

Con espíritu emprendedor

 

La discapacidad auditiva fue una barrera con la que Alan Arellano Melgarejo tuvo que lidiar cuando estudió la licenciatura en Diseño Gráfico. 

Su preparación quedó en el penúltimo cuatrimestre, porque la comunicación con sus compañeros no fue eficiente. 

Su gusto por los comics y su condición fueron el camino que eligió para mostrar la discapacidad auditiva y convertirla en un negocio.  

“Se me ocurrió plasmar el lenguaje de señas mexicanas en objetos, playeras y tazas para hacerlo como negocio”.

Alan tiene dos años con este negocio, no sólo es impresión de objetos, sino que edita y restaura fotografías. 

Antes de dedicarse a este negocio, trabajaba en una fábrica de calzado, en el área de control de calidad, pero esta actividad contrastaba con su formación educativa. 

En el campo laboral reconoce que es muy difícil encontrar un trabajo, principalmente por la comunicación. “Tengo una discapacidad, pero eso no te hace ser menos inteligente, lo he demostrado y lo seguiré haciendo”.

A futuro planea crecer su negocio, tener un despacho de diseño gráfico. Con ello generar fuentes de empleo y capacitación a otras personas con discapacidad. 

Además de su negocio, trabaja como asesor del INAEBA. La discapacidad de Alan no ha sido una limitante para desarrollarse como actor de teatro, pues forma parte del grupo Enseña-Teatro.

Este emprendedor de 31 años cree que debe haber más integración, que la sociedad se interese en aprender el lenguaje de señas, en los sectores educativos, de salud y ministerio público. 

“La gente piensa que por estar en una silla de ruedas se es un inútil y no sirve para algo”. 

Supera adversidad

 

Tras reponerse de un infarto cerebral producido por un virus, José Luis Orozco Ruelas tuvo que aprender a vivir con su nueva condición, una cuadriplejia lo que le impide moverse. En ese entonces tenía 45 años.

Acostumbrado al trabajo, una vida empresarial y un puesto en el gobierno federal, José Luis tuvo claro el continuar trabajando; adaptándose a su nueva condición. “Siempre prensé en que iba a regresar a trabajar”.

Los primeros cambios fueron en el aspecto mental, iniciar tratamientos físicos y psicológicos. La discapacidad, dijo, está en el cerebro. Dos años pasaron antes de que se integrara al trabajo. 

Con su experiencia laboral y su preparación en temas financieros, se convirtió en asesor en la incubadora de negocios del Tecnológico de Monterrey desde hace dos años. “Lo primero para emprender es vencer el miedo; el temor nos frena”. 

Para las personas con discapacidad, explicó, cualquiera puede ser el ámbito para emprender. “Tiene uno que esforzarse y salir adelante, tener la actitud de emprender, tesón y voluntad”.

En el trabajo, las personas con discapacidad tienen que trabajar el doble que los demás. 

“Desgraciadamente es como una moda, que hay que ser incluyentes, llevar discapacitados a las empresas. Pero no les dan el valor adecuado”. 

Tener discapacidad no es sinónimo de incapacidad laboral.

El Instituto Guanajuatense para las personas con Discapacidad, (Ingudis) lanzó el año pasado un proyecto de autoempleo, en el que se generaron 20 proyectos emprendedores.

Karina Gaytán Hernández, Coordinadora de integración laboral del Ingudis, explicó que se trabaja en tres aspectos: credencialización, vinculación y promoción; esto les permite genera un censo actualizado de la discapacidad en el estado.

En el proyecto de autoempleo, el instituto se coordina instancias estatales que proveen de equipo y herramienta para aquellos emprendedores que quieren iniciar un negocio.

La mayoría de los proyectos van enfocados a servicios: alimentos, masajes, serigrafía y estética. La edad de los emprendedores es de 20 hasta 45 años. 

El tope de efectivo que entregan es de 25 mil pesos, las Secretarías de Desarrollo Económico y Humano en Guanjuatoson quienes otorgan los apoyos a los emprendedores “especiales”.

Los municipios de donde provienen son Silao, Irapuato, Salamanca, San Miguel de Allende y León. Siendo en su mayoría personas con discapacidad visual.

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