En el municipio de León han ido desapareciendo paulatinamente los campos de cultivo, a tal grado que ya son pocos los agricultores que se atreven a sembrar en esta temporada.
Hace una década la Dirección de Desarrollo Rural reportaba que en este ciclo agrícola de primavera-verano se programaban entre 25 mil y 30 mil hectáreas. Este 2016 apenas se tienen reportadas mil 200 hectáreas de productos básicos como son maíz y sorgo.
El director de Desarrollo Rural del Municipio, Rodolfo Ponce Ávila, reconoció que se ha estado perdiendo la vocación agrícola en lo que un día fue el Bajío, el “granero de México”.
Atribuyó esto a que muchos pequeños propietarios y ejidatarios han preferido vender sus tierras para fraccionamientos campestres o parques industriales, como en la zona de Santa Ana del Conde.
“Unas parcelas pasaron a ser parte de la zona urbana y otras tanto se han convertido en fraccionamientos campestres, y muchas más están ociosas, ya no se siembra nada”, dijo el director.
Es por ello que en plena temporada de siembra pocos son los agricultores que invierten, y algunos los hacen de forma muy rústica. Por ejemplo, en las comunidades Duarte, Loza de los Padres y Lucio Blanco, aún siembran como hace un siglo: utilizando un par de mulas o machos, o una yunta de bueyes.
“Sólo sembramos para el autoconsumo. Esto ya no es negocio. Insumos, semillas están a precios muy altos. No tienes apoyo de las autoridades, y lo poco que inviertes lo puedes perder, más si no llueve como este año que ha estado lloviendo muy pinto”, señaló Evaristo Juárez, agricultor.
Arriendo la yunta, el campesino siembra una hectárea que le heredaron, pero aseguró que en cuanto pueda la venderá.
También en la comunidad Las Coloradas, la familia Hernández González ya vendió una hectárea y media que tenía para la siembra.
“Nos dieron 700 mil pesos que ahora nos repartiremos entre siete hermanos. Acordamos vender porque sembrar no es negocio. En esta zona mucha gente compra para fraccionar y hacer sus casas de campo”, señaló Eliseo García.