Aún cuando hay personas o instituciones que se han acercado a donar víveres al albergue “Manos Extendidas”, donde se atiende a los migrantes que pasan por la ciudad, no es suficiente. Se requiere más apoyo, tanto de las autoridades como de los ciudadanos.
De manera permanente se necesitan víveres como: arroz, lentejas, pastas para sopa, azúcar, café, jabones de baño y sandalias para que las personas puedan pasar a bañarse.
La casa del Migrante “Manos Extendidas” ha atendido a más de mil centroamericanos que han pasado por Celaya.
Jorge Vázquez, director del Albergue Casa del Migrante “Manos Extendidas”, ha solicitado por varios medios que apoyen con la donación de víveres, esto para poder seguir atendiendo y dar de comer a migrantes provenientes de Honduras, el Salvador y Guatemala.
Además de la necesidad de alimentos, también se necesita ropa, pues cuando llegan los migrantes, muchos traen su ropa en malas o condiciones, algunos llegan hasta descalzos y sin ropa abrigadora.
El albergue está ubicado en la calle 16 de septiembre, número 430 A, en el Barrio del Zapote, frente al templo.
El albergue tiene tres años, pero sólo en el primero les dio apoyo el Gobierno del Estado, aún cuando el paso de migrantes por este municipio es uno de los principales problemas. Celaya se ha reconocido a nivel nacional como un paso por el que pasan miles de migrantes.
Se mantiene a base de donaciones, y hay días que no hay las suficientes y es demasiada la demanda.
En este albergue llegan los migrantes solos, o bien los mismos voluntarios salen a buscarlos y los llevan a sus instalaciones, en donde pueden estar un lapso máximo de 72 horas.
En ese tiempo se les provee de alimentación, lo necesario para la higiene y atención médica en caso de ser necesaria. Además se les da asesoramiento legal a quienes lo necesiten.
El Director del albergue, ha comentado desde hace tiempo, que desafortunadamente en su paso por Celaya los migrantes sufren mucho, pues han reportado robos, secuestros, violaciones sexuales, maltrato físico y psicológico y algunos hasta han sido reclutados para trabajar en actividades delictivas.
Los centroamericanos que llegan, un 60 % provienen de Honduras, 20% de Guatemala, 10 % de El Salvador y el otro 10 % de otros estados de la República.