En Guanajuato un total de 207 menores de edad han contraído matrimonio en los últimos cinco años y medio, pero desde hace dos años los interesados tienen que dar su motivo por el cual se quieren casar ante un juez para que él dé la autorización. 

Son 104 mujeres las que se han casado y 103 del sexo masculino, según información del Poder Judicial. 

Anteriormente solo se necesitaba el permiso de los padres o tutores de los menores para que éstos se pudieran casar. 

El municipio que encabeza la lista con mayores actas de matrimonio entre menores de edad es León con un total de 34, del 2010 a junio del 2016. 

Los municipios que ocupan los siguientes lugares en la lista son San Francisco del Rincón y Santa Cruz de Juventino Rosas, cada uno con 11 parejas casadas en el mismo periodo. 

En el 2010 en León un total de siete parejas se casaron, en el 2011 disminuyó a tres, en 2012 bajó a dos, en 2013 aumentó a cuatro, los próximos dos años Registro Civil no celebró ningún matrimonio entre menores y en lo que va del 2016 solo va uno. 

En los últimos cinco años y medio hay 22 municipios donde el Registro Civil no ha celebrado matrimonios entre menores, que son Abasolo, Acámbaro, Apaseo el Grande, Atarjea, Coroneo, Cuerámaro, Doctor Mora, Dolores Hidalgo, Jaral del Progreso, Jerécuaro, Ocampo, Pueblo Nuevo, San Diego de la Unión, San Felipe, San José Iturbide, Santa Catarina, Santiago Maravatío, Tarandacuao, Tarimoro, Tierra Blanca, Victoria y Xichú. 

Pide juez motivo para casarse

Para que los menores puedan contraer matrimonio, principalmente los padres o tutores tienen que dar el consentimiento. 

Pero desde hace dos años el Registro Civil también les pide a los solicitantes que acudan con un juez de la Secretaría de Gobierno del Estado de Guanajuato para que expida un documento llamado dispensa judicial. 

El juez avala en dicho documento que existe un motivo importante o considerable para que los jóvenes puedan casarse. 

“Los principales motivos para que un juez autorice el acto son un embarazo o que la pareja ya tenga un tiempo considerable en una relación formal; a mi criterio el tiempo de relación tiene que ser de un año como mínimo”, comentó José Nezahualcóyotl Ortiz, defensor de oficio en materia civil en Guanajuato. 

Mientras que las causas por las cuales la dispensa judicial es rechazada es cuando los solicitantes tienen días o semanas en una relación formal, así lo aseguró el defensor. 

Edad mínima para contraer matrimonio 

Según información del Registro Civil, la edad mínima para contraer matrimonio es de 16 años, pero am solicitó información al Poder Judicial de Guanajuato, y en los datos que brindó se tiene registro de mujeres casadas desde los 14 años en San Luis de la Paz y Comonfort y de 15 años en Apaseo el Alto, Irapuato y León. 

La finalidad por la que se estimó la edad mínima fue para evitar principalmente que la mujer o el menor fuera víctima de violencia en el matrimonio como lo marcan los Derechos Humanos. 

“En los municipios que existen en este caso mujeres de 14 y 15 años casadas es porque el juez aceptó que contraigan matrimonio gracias a la evaluación que previamente hizo de los motivos para la celebración, eso ya depende en parte del juez”, puntualizó Ortiz. 

El juez al conocer los motivos puede pedir una cita con los solicitantes para que le muestren las pruebas ya sea del embarazo o den su testimonio de su tiempo juntos. 

En León la dispensa judicial solo se puede expedir de manera gratuita en el Registro Civil, ubicado en la calle Juárez número 202 en la Zona Centro de León, en el tercer piso. 

Al instante el juez puede aprobar o rechazar la solicitud, pero la entrega del documento puede tardar de dos a tres meses, aproximadamente. 

Otro requisito para contraer matrimonio es el original y copia del INE, pero al no tener aún 18 años se les pide que acudan a la Presidencia Municipal por una carta que avale que son residentes del estado. 

Y si es aprobada el matrimonio se puede llevar acabo en cualquiera de los 17 Registros Civiles que pertenecen a León, de dos a tres de la tarde únicamente. 

Buscan eludir control de padres 

Las mujeres entrevistadas por am aseguraron que otro importante motivo por el que las mujeres al ser menores de edad aceptan casarse con hombres un par de años más grandes que ellas es para sentir que tienen libertad de salir o para que sus padres ya no tengan el control de ellas. 

Mientras que otras dijeron que decidieron no casarse hasta que estuvieran seguras de que querían pasar el resto de sus vidas con el padre de sus hijos. 

Los padres o familiares al enterarse que su hija o la novia de su hijo está embarazada los obligan a casarse para no ser mal vistos ante la sociedad. 

Embarazos en jóvenes 

La Secretaría de Educación Pública (SEP), hasta marzo del 2016 tenía registro de siete alumnas que tuvieron que darse de baja a nivel secundaria en León por esta problemática. 

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el 2014 Guanajuato ocupaba el lugar 21 de los 32 estados de la República Mexicana con el 18.7% de embarazos registrados en jóvenes menores de edad. 

Hasta el 13 de noviembre del año pasado la cifra aumentó a 19.2%, pero hay que tomar en cuenta que no todas optan por el matrimonio. 

 

›› ‘Nos obligó a casarnos’

Mireya Sánchez actualmente tiene 21 años de edad y su tía Alejandra Sánchez la obligó a casarse por el civil hace cuatro años con Adrián Moreno. 

Ella estaba a cargo de su tía porque junto con Karla, prima de Mireya, estudiaban la preparatoria en la casa. 

Cuando Mireya comenzó a estudiar la preparatoria se hizo novia de Adrián, terminó el primer semestre y le avisó a su tía que estaba embarazada. 

Mireya tiene dos niñas, una de cuatro años y otra de menos de una semana de nacida. 

“Mi tía se enojó y nos obligó a casarnos. Yo no quería, pero Adrián sí, no tuvimos otra opción”, comentó Mireya mientras cargaba a su hija recien nacida. 

A causa de problemas de la salud, también ella sufrió un aborto cuando llevaba cinco meses de embarazo. 

Los padres de Mireya le brindaron todo el apoyo para que no les hiciera falta nada. 

Al cuestionarla sobre si se arrepiente de haber aceptado la “obligación” de su tía, Mireya de inmediato respondió que no, porque ya tiene un hogar donde vivir con sus dos hijas y su esposo. 

Han pasado cuatro años desde que Mireya se enteró que estaba embarazada y en ese lapso no ha retomado los estudios. 

Los problemas económicos son los que principalmente tiene, ya que ella tiene que cuidar de sus hijas y su esposo trabaja como obrero. 

›› ‘Estamos chicos todavía’ 

Jessica Orozco conoció a su actual esposo por medio de su prima, al mes y medio comenzaron a ser novios. 

La relación de noviazgo de Jessica, de 17 años ,y Eduardo Cruz, de 20, lleva 27 meses ya que optaron por no casarse, pero sí vivir en la casa de los papás de ella. 

“Fue en enero cuando nos enteramos que estaba embarazada, pero fue hasta que nació mi hija que él dijo que se iría a vivir conmigo”, comentó Jessica. 

Durante el embarazo de Jessica, Eduardo iba diario a visitarla y estaba al pendiente de lo que necesitaran. 

“Él me dijo que para ayudarme se iría a vivir conmigo y con mis papás, no nos hemos querido casar porque aún no es el momento, estamos chicos todavía”, agregó. 

Los padres de Jessica aceptaron que Eduardo viviera un tiempo con ellos con la condición que ayudaría con los gastos y quehaceres de la casa. 

“Si en seis meses seguimos juntos, la idea ya es casarnos e independizarnos, porque ni mis papás ni nosotros tenemos nuestra privacidad y sería hora de que tuviéramos nuestro propio hogar”, expresó. 

Los problemas económicos por la falta de estudios de ambos ha sido uno de los motivos por los que Jessica y Eduardo aún piensen si quieren casarse. 

“Él trabaja en Coca Cola, el sueldo a veces no alcanza para cubrir todos los gastos, por eso quiero retomar los estudios y poder ayudar con los gastos”, añadió. 

›› ‘Quiero retomar los estudios’ 

Karla Serrano tiene 18 años de edad y esperó a ser mayor de edad para casarse con su actual esposo Jonathan Vázquez, ya que el juez no otorgó la dispensa judicial. 

“Quisimos casarnos menores de edad porque él tiene la nacionalidad americana, pero al decirle eso al juez no nos autorizó que nos casáramos”, comentó Karla. 

Ella duró seis meses con Jonathan como novia mientras estudiaban quinto semestre de preparatoria. 

Al enterarse que estaba esperando un bebé comenzaron los trámites para casarse, pero al ser rechazados optaron por casarse a los cinco días de que Karla fuera mayor de edad. 

Actualmente vive con sus padres quienes la apoyan en lo que su hija y Karla necesiten. 

El 5 de agosto Karla pretende viajar junto con su esposo a San Antonio, Texas, donde su proyecto de vida es vivir allá. 

Mientras su hija se quedará a cargo de su abuela, hasta que Karla regrese para tramitarle su visa de turista. 

“Mi idea es no dejar de estudiar, me quedé en quinto semestre, pero estando en Estados Unidos quiero retomar los estudios, es un tema que ya hablé con mi esposo y estuvo de acuerdo”, añadió Karla. 

Los padres y profesores de Karla aceptaron que ella continuara sus estudios, pero ella no aceptó porque aseguró que el cuidado de su hija era su responsabilidad. 

“Mis compañeros de generación veo que salen a fiestas, pero creo que yo tengo ya tengo un nivel de responsabilidad porque ya viví cosas que ellos no, prefiero cuidar a mi hija”, expresó. 

›› Se ilusiona con formar una familia

A los 16 años, Jessica Ureña acababa de entrar a estudiar la preparatoria al Instituto Edunova, y ya tenía una relación de más de dos años con su pareja de 18 años, quien decidió no dar su nombre. 

“Cuando fuimos al ginecólogo para que me revisara por qué no me llegaba mi regla, nos dio la grata sorpresa de que ya tenía dos meses y medio de embarazo”, comentó Jessica. 

La ilusión de una boda y comenzar a formar una familia era lo que ambos querían al enterarse del embarazo. 

“Ya estábamos planeando todo, pero mi suegra no nos dejó, nos dijo que cada quien iba a vivir en su casa y que por parte de ellos me iban a apoyar en lo que necesitara”. 

Al enterarse de la situación, ambos jóvenes fueron a pedir autorización para que los dos siguieran estudiando la preparatoria. 

“Mis padres con tal de que no dejara de estudiar me siguen pagando la colegiatura, así que iba a la escuela embarazada, y el director me dijo que si algún padre de familia o alumno me hacía mala cara, él nos apoyaría para que no lo volvieran a hacer”, agregó. 

“Mientras sigo estudiando dejo a mi hijo en la guardería, pero es mejor porque las cosas están muy difíciles y todo es mejor con estudios”, finalizó.

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