El Estado de Nueva York dio al neoyorquino Donald Trump los mil 238 delegados necesarios para ser el nominado a las elecciones presidenciales. Terminó el conteo con mil 725.

Mientras en la convención republicana sonaban los acordes de New York, New York, de Frank Sinatra, nacía el nuevo Partido Republicano y el viejo quedaba aparcado en el armario. Los delegados en la convención de Cleveland, unidos a los líderes del partido ya resignados al cambio, consagraron al magnate como candidato. El ritual voto estado por estado, con proclamas encendidas de cada delegación, confirmó que Trump tenía la mayoría de delegados. Cuando mañana acepte la nominación en el discurso de clausura, comenzará el tramo final de la carrera hacia la Casa Blanca.

La votación -proceso en el que cada delegación estatal, por orden alfabético, anuncia el reparto de sus votos mientras un portavoz loa las virtudes del estado en cuestión- ratificó el dominio del empresario en el nuevo Partido Republicano. Pero también la existencia de focos de resistencia en los delegados que recolectaron otros candidatos como los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, o el gobernador de Ohio, John Kasich. Los delegados están ligados por los resultados de las primarias que se celebraron entre febrero y junio.

Nadie encarna mejor el poder del Partido Republicano en Washington que los líderes del Congreso. Los oradores estrella en la segunda de las cuatro jornadas de la convención son el speaker Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes y autoridad moral del partido, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell

El interés a corto plazo -la prioridad de derrotar a Clinton y desmontar el legado del presidente Barack Obama, también demócrata- ha prevalecido sobre el espanto que provocaba la idea de un presidente Trump. Éste ha cambiado de partido varias veces, carece de experiencia política y sus ideas se alejan de lo que ha sido el dogma republicano.

Trump es un espejo extremo y deformado de un Partido Republicano que, en los años de Obama, se ha alejado del centro y se ha convertido en un auténtico lobby obstruccionista en Washington.

También desmonta principios que han regido a la derecha en últimas décadas: intervencionismo militar, recortes en el estado del bienestar, libre comercio, reconocimiento de la necesidad de abrirse a la inmigración.

Las deserciones son significativas. La convención es en Ohio, pero no han asistido ni el gobernador del estado, Kasich, ni el senador Rob Portman. Ambos son republicanos y deberían actuar como anfitriones. No son los únicos. Los movimientos para situarse en el caso de una derrota de Trump en noviembre han comenzado.

 

Expresa México malestar

México expresó ayer su malestar ante los mensajes de Donald Trump.

“Cuando te insultan, hay una reacción”, dijo el embajador mexicano Carlos Sada durante un evento en el marco de la convención. “El muro no es una división entre México y Estados Unidos, es una división entre Estados Unidos y el resto de América Latina”.

Cuando Trump lanzó su candidatura en junio de 2015 llamó a los inmigrantes mexicanos “criminales” y “violadores”. Luego propuso la construcción de un muro en la frontera con México.

Sada quiere “que se posicione en su dimensión real la relación entre México y Estados Unidos porque es importante seguirla construyendo”.  

 

 

Conoce más acerca del magnate en este gráfico interactivo. (Da clic)

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