El cadáver ensangrentado del alcalde de San Juan Chamula, Domingo López González, quedó entre el Palacio Municipal pintado de verde y el edificio del Comité Municipal del PRI, que ostenta el letrero “Rojos de Corazón” y está pintado de ese color.
El afán del gobernador Manuel Velasco Coello y su partido, el Verde Ecologista de México (PVEM), por imponer su color le ha salido muy caro al estado. Ocasionó, por ejemplo, la renuncia de dos alcaldesas y el asesinato de López González, así como una serie de conflictos en varios municipios.
San Juan Chamula es uno de ellos. Ahí el PVEM chocó con su principal “aliado” nacional, el PRI, al que le arrebató el control que durante 86 años tuvo en ese municipio de más de 87 mil habitantes, uno de los más grandes de la región Altos de Chiapas.
Aunque López González fue presidente municipal del 2008 al 2010 por el PRI, llegó a su segundo mandato postulado por el Verde. Su triunfo fue una gran afrenta para los jerarcas priístas locales, cuyo candidato, Marcelino González López, tuvo que resignarse a una regiduría.
Una de las estrategias que le funcionó a Domingo López para ganar la elección fue la promesa de elevar casi al doble el pago anual de entre tres mil y cinco mil pesos que se les otorga a las artesanas locales. Ya instalado en la alcaldía, no podía cumplir su compromiso. Según una fuente de la Secretaría de Finanzas, necesitaba 900 millones pesos para hacerlo.
Después que el pasado 10 de julio decenas de indígenas bloquearan el paso hacia Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de Las Casas a la altura de Chiapa de Corzo, a donde fueron reprimidos a golpes y gaseados, según una fuente extraoficial, el Gobierno Estatal envió un camión de la Compañía Mexicana de Traslado de Valores con 50 millones de pesos provenientes de una cuenta de Banorte, aunque la administración de Velasco Coello niega que haya entregado ese dinero.
El caso es que el alcalde empezó a distribuir siete mil pesos a cada mujer en algunas comunidades entre el 14 y el 19 de julio, como lo consignan los boletines del Ayuntamiento correspondientes a esas fechas. Con ese dinero, las artesanas suelen comprar hilos, estambres, mantas, lana de borrego y otros materiales o herramientas para elaborar textiles artesanales.
Pero no alcanzaba para todas las comunidades, que además pedían recursos para la obra pública. Tras enterarse de que Domingo López estaba entregando apoyos, miembros y líderes de más de 30 comunidades fueron a la cabecera municipal el sábado 23 a reclamar su parte. La inconformidad azuzada por líderes locales del PRI se convirtió en una avalancha de protestas que llevó a la tumba al alcalde.
Los alcances de la división
Ubicado a menos de 10 kilómetros de San Cristóbal, San Juan Chamula tiene un cacicazgo priísta que ha sabido enraizarse aprovechando los usos y costumbres.
En la plaza donde el presidente municipal Domingo López fue rematado con una AK-47, en 2012 el entonces candidato presidencial tricolor Enrique Peña Nieto realizó un mitin, y ya como Mandatario fue en agosto del 2014 a conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
El antropólogo Gaspar Morquecho, conocedor de los Altos de Chiapas y en particular del territorio chamula, recuerda que el 19 de julio del 2015 poco más de 40 mil electores acudieron a las urnas. Unos 20 mil votaron por el verde López González y unos 10 mil por el priísta González López. El resto de los votos de distribuyó entre los representantes de otros ocho partidos.
El investigador dice que en sólo dos décadas se erosionó la hegemonía de los caciques que se asumían 100% priístas.
“El férreo control excluyente del núcleo duro de poder bajo la bandera del PRI creó importantes descontentos en el resto de las fuerzas económicas, políticas y religiosas, que se fueron ampliando y diversificando. Se modificó la correlación de fuerzas. Todos los grupos de poder económico, político y religioso están armados. Las diversas formas de religiosidad chamula se consolidan”.
Indica que al instalarse el sistema de partidos en los Altos de Chiapas, los grupos excluidos del poder contaron con plataformas políticas para participar electoralmente. Desde entonces, los operadores políticos se encargaron de negociar con las fuerzas locales los puestos de “elección popular”, lo que a decir de Morquecho puede explicar por qué hoy San Juan Chamula es verde.
En 2015, el control político en la región de los Altos de Chiapas se volvió multicolor. En 16 municipios la población es mayoritariamente indígena; nueve de ellos son gobernados por el PRI (uno es San Andrés Larráinzar), seis por el PVEM (como San Cristóbal de La Casas y Chamula) y dos por el PRD.
En el estado la situación es otra: el PVEM gobierna 59 de los 122 municipios y el PRI, 28.
No obstante, Morquecho aclara que la cultura política de todos los partidos responde a la que el PRI forjó en sus 86 años de control. Sólo cambiaron los colores y algunas formas institucionales de ejercer el poder. Por eso funcionan como siempre el fraude electoral, las despensas, los programas sociales y la compraventa de votos. Sucede lo mismo en cada campaña y en todos los municipios.
Ése es el contexto en que el alcalde López González fue asesinado entre una multitud proveniente de unas 33 comunidades que la mañana del sábado 23 le reclamó el pago para las artesanas y recursos destinados a obras públicas.