Para la gente de esta ciudad en el sur del estado de Oaxaca, la existencia de un tercer género es una parte tan natural de la vida como la antigua lengua zapoteca que hablan.
Aquí, los muxes -personas nacidas con cuerpos masculinos, pero que no se identifican como hombre ni como mujer- son parte del tejido social. Incluso tienen una gran festividad cada otoño, y su reina es coronada por el Alcalde.
Pero ahora, este poblado de pescadores, campesinos y fiestas extravagantes enfrenta un desafío a su expansiva noción del género: la comunidad transgénero y sus derechos a usar los baños.
En una reciente y calurosa noche, tres muxes con vestidos llamativamente bordados esperaban afuera del sanitario portátil para mujeres en una fiesta. Varios hombres les silbaron y señalaron hacia el rincón oscuro que servía como el baño de ellos. Los muxes se negaron a usar el baño de hombres.
“Soy una mujer las 24 horas del día”, dijo Naomy Méndez Romero, de 24 años, quien nació hombre, pero tiene 6 años de vivir como mujer.
La cuestión pone a prueba los límites de la tolerancia y provoca que algunos reexaminen la compleja taxonomía de género de los zapotecas. Un estilo de vida de géneros mixtos era aceptado en varias comunidades precolombinas en México, de acuerdo con antropólogos y relatos coloniales.
No está claro cuándo se originó la tradición muxe en Juchitán, ni cómo es que sobrevivió.
Los muxes se visten como hombres o mujeres y tienden a ser femeninos en sus modos y en la manera de expresarse, dijeron los expertos. Con frecuencia, viven con sus padres y se dedican al hogar.
El asunto de los baños se intensifica durante las fiestas de primavera, cuando miles de personas se reúnen para bailar y beber.
Pedro Enrique Godínez, director de política de diversidad de género para el Gobierno municipal, señaló que en los últimos 10 años ha habido una “revolución transgénero” en Juchitán.
Siempre ha habido muxes que vestían ropa de mujer. Pero no se identificaban como mujeres ni consideraban cambiar su cuerpo.
Hace unos meses, a Méndez le pidieron que dejara de usar el baño de mujeres en el Instituto Tecnológico del Istmo, donde estudia ingeniería industrial.
José Antonio López Ríos, presidente del comité estudiantil del Instituto, explicó que se había reglamentado que los muxes no usaran los sanitarios de mujeres porque había habido “muchas quejas” de las estudiantes.
El comité ha ofrecido a cualquier estudiante muxe acceso al baño de la oficina, dijo.
En Juchitán, las nociones de cultura y derechos transgénero han crecido a medida que los medios sociales y los viajes conectan a los jóvenes con el resto del mundo, indicó Víctor Cata, un lingüista local. Eso ha suscitado interrogantes sobre si alguien puede ser muxe y transgénero a la vez. Cata cree que sí.
Sin embargo, algunos residentes de mayor edad, incluidos muxes, ven al hecho de ser transgénero como una moda pasajera.
“El muxe nace con un don”, afirmó Armando Cano, de 72 años, quien vende dulces típicos en el mercado y dijo haber heredado sus genes muxe de su tío. Pero ahora, indicó, “no hay respeto”.
Para Méndez, lidiar con el asunto del baño en la escuela es parte de ganar aceptación.
“Como transmuxes, podemos hacer más que coser y bordar”, dijo. “Sólo queremos estar integrados”.
MUXE
SIGNIFICADO
‘Muxe’ significa “Mujer” en zapoteco.
En Juchitlán, en el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, tierra de la antigua civilización zapoteca, cuya lengua y cultura aún se mantienen vivas, existe una población de muxes.
Se trata de personas que nacieron como hombres y se visten de mujeres, pero no se consideran ni travestis ni transgénero, sino que son “el tercer género” pues no se identifican ni como hombres ni como mujeres.
Los muxes no se enfrentan, por lo general, a la discriminación que los hombres gay o las mujeres trans.
Son quienes no se casan de la familia, por lo tanto deben apoyar a sus parientes desempeñando labores del hogar o tradicio-nalmente propias de las mujeres, tales como cocinar, maquillar a otros muxes, etcétera.
Al ser quienes apoyan mo-netariamente a su familia, suelen emigrar en busca de mejores oportunidades laborales. Por ello es que hay comunidades muxe en distintas partes de la República, como por ejemplo en la Ciudad de México.
VELA
VINNII GAXHEÉ
En las comunidades indígenas zapotecas, las fiestas conocidas como velas son para no dormir y esperar la llegada de la lluvia.
Hay velas para santos, para oficios y para lugares, y también para los muxes (hombres que visten de mujeres) y ngui’u (mujeres que visten de hombres).
La Vela Vinnii Gaxhee es una celebración dedicada a la comunidad muxe.
Esta fiesta es anual y cuenta con gran asistencia (alrededor de mil personas), con cerveza y bocadillos istmeños como bolitas de masa con camarón y achiote al horno, plátanos rellenos de queso, y carne de mantarraya.
Al día siguiente se lleva a cabo la entrega de mayordomía (de los mayordomos salientes a los mayordomos entrantes). Los mayordomos son matrimonios identificados con el grupo o con el santo que se celebra en la vela.