Desde hace 30 años que Concepción e Irene iniciaron la fervorosa caminata dedicada a la Virgen de San Juan de los Lagos, ambas, habitantes de Zinacantepec, un poblado situado a 40 kms. del Nevado de Toluca. En su paso por Lagos dejaron para a.m un relato breve.
Irene Collín nunca ha perdido el asombro por la vista del volcán Xinantécatl, el Nevado de Toluca, un monumento glorioso tan fuerte como tal vez es su fe en la Virgen de San Juan.
La vida en Zinacantepec es tranquila y ella desde temprano barre las calles principales. “Todo el Ayuntamiento me conoce, soy del grupo de intendencia, aprovecho mis vacaciones para unirme a las peregrinaciones que salen desde Toluca a San Juan, así llevo 33 años”, señaló. 
Al cumplir 63 años ya no pudo caminar los 14 días de peregrinación y se unió al comité de las cocineras, grupo de mujeres de la tercera edad y así ya lleva 7 años, solo amina unas horas por la mañana.
El resto del camino lo hará en camiones que rentan y, “vendré desde Zinacantepec hasta que mi madre mande por mí, hasta que ya no pueda” 
Por su parte, Concepción ya tiene 21 años caminando hasta San Juan y desde hace 10 se unió al comité de las cocineras.
Entre los lugareños de la zona en donde creció se decía que en el recorrido a San Juan se acababan los zapatos “voy a ir para que no me cuenten, pero no, no se acabó ni un par, a lo mejor es la fe, cuando uno más cansado se siente se le olvida  eso, creo que es la Virgen que camina con nosotros”.
Ella es esposa de un campesino, “tuvimos media docena de hijos y 16 nietos”, dijo.
En la ruta que emprenden ocurrió una tragedia, cerca de Silao, Gto., una camioneta arrolló dejando sin vida a uno de sus compañeros. Desde entonces, la peregrinación se detiene cada año y las mujeres decoran con flores la cruz donde su compañero murió.

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