Dos metros cuadrados de superficie con un espesor de 0.5 a 4 milímetros y 5 kilos de peso. Esas son las medidas estándar de la piel de una persona adulta, el mayor órgano del cuerpo humano. Con frecuencia, nos quedamos en su aspecto estético olvidando su verdadera función, que es la de barrera protectora del interior del organismo, e ignoramos manchas, erupciones y picores que avisan de que, tal vez, nuestra salud está amenazada.

“Las lesiones dermatológicas no siempre son fáciles de identificar para los pacientes y pueden generar confusión”, advierte el dermatólogo Javier Pedraz, del Hospital Universitario Quirón Madrid. Le ayudamos a saber cuándo debe acudir al especialista sin pensárselo.

*Este lunar ahora me pica y me sangra : “Normalmente, que salgan lunares es algo habitual y no tiene por qué preocupar. Pero cualquier cambio en ellos (de forma, tamaño, color o que pique, sangre o moleste) es motivo de consulta al dermatólogo”, aconseja Pedraz.

Los lunares pueden ser melanomas, un tumor que en España representa el 1,5% de los cánceres y de los que se diagnostican 3,600 nuevos casos cada año, según los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Las tasas de curación son altas si se detecta a tiempo, para lo que es útil observar si existen algunas de las anomalías incluidas en la regla internacional ABCDE de la Academia Americana de Dermatología: A: asimetría (las dos mitades son diferentes); B: bordes (irregulares); C: color (variaciones del negro al azulado o diferentes tonos de marrón); D: diámetro (supera 6 milímetros) y E: evolución (si cambia).

*Esta llaga aparece una y otra vez: Cuando aparece repetidamente una lesión única que forma costra y sangra ocasionalmente, se debe acudir al dermatólogo para que valore la posibilidad de que sea un tipo de tumor llamado epitelioma basocelular.

“Este tipo de lesiones se engloba dentro del cáncer de piel. No suelen suponer gran problema si se cogen a tiempo. Normalmente el tratamiento más adecuado es la extirpación quirúrgica”, explica el dermatólogo.

*Me salen pequeñas ampollas que pican mucho: Normalmente estos puntitos suelen corresponder a “una forma de eccema que no suele tener mayor importancia, pero a veces pueden resultar molestos”, afirma el dermatólogo.

Aparecen habitualmente por calor, sudoración o estrés. El médico puede recomendar algún tratamiento para aliviar el picor: antihistamínicos, cremas de corticoides… pero la única forma de evitar que aparezcan es evitar su causa.

*La cicatriz me ha crecido y duele: Es posible que observe que una antigua cicatriz se engrosa, pica o adquiere una tonalidad amoratada. Estos son signos de que se está hipertrofiando (creciendo).

“No significa que se esté haciendo peligrosa, aunque suele doler y hay que acudir al dermatólogo”.

Según Javier Pedraz, “un tratamiento que se utiliza habitualmente es la inyección de corticoides en la propia cicatriz, para que la inflamación se reduzca y deje de molestar”.

*No hay forma de que se cure esta herida: Javier Pedráz es tajante en esta situación.

“Cualquier herida que no cura se debe consultar al dermatólogo ya que habría que descartar que hubiera malignizado. El especialista decidirá, dependiendo de cada caso, si es necesario realizar una biopsia (estudiar un trozo de piel) para estar seguro de lo que pasa en esa zona”.

Se corre el riesgo de que sea un carcinoma de células escamosas, un tipo de tumor que puede afectar a los tejidos profundos y provocar deformaciones.

*Me salen ronchas en la playa y la piscina: Estos cuadros suelen corresponder a una urticaria solar. La única forma de evitarlos sería eludir su causa, lo cual a veces es difícil. Si no se puede librarse de la exposición al sol, se pueden tratar con antihistamínicos, aunque estos no siempre pueden llegar a prevenir totalmente la aparición de las lesiones.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *