“Arte demasiado malo como para ignorarlo”, es su eslogan. Se trata de un espacio en crecimiento y abierto a todos: el Museo de Arte Malo (MOBA, por sus siglas en inglés). 
Ubicado en el estado de Massachusetts, Estados Unidos, en los alrededores de Boston, en lugar de obras maestras expone los peores fracasos artísticos. 
Bienvenidos al lugar que desde 1994 muestra las creaciones más desastrosas realizadas en nombre del arte. “Todo empezó cuando uno de los fundadores encontró la primera pieza, Lucy in the field with flowers, en un montón de basura en la calle. Luego encontraron otras más y fueron exhibidas en el sótano de una casa. La colección fue creciendo al igual que el número de visitantes y así nació el MOBA”, afirmó el comisario jefe, Michael Frank, a El País.
“Nosotros no elegimos obras de arte mal hechas a propósito o sátiras. Nos enfocamos en trabajos realizados con una intención profesional pero en las que, durante el proceso de elaboración, algo salió horriblemente mal”, aseguró Frank. 
Las piezas del museo son adquiridas en tiendas de segunda mano, rescatadas de la basura o donadas por colaboradores. Por lo general no se gasta más de 20 o 30 dólares en las obras —el MOBA expone sobre todo pinturas y unas pocas esculturas—. Frank enfatizó que es poco probable que en el futuro éstas lleguen a valer algo más que unos cuantos dólares. 
“Lo primero que observo al recibir una pieza es la pobre aplicación de la técnica utilizada, elementos muy exagerados y qué mensaje quiere transmitir el artista. Esto me ayuda a decidir si aceptar o rechazar algo para nuestra colección”, comentó Frank, quien lleva más de 12 años en el MOBA.
“Soy guitarrista profesional, y me nombraron responsable por ser el que más donaciones de cuadros realizaba”, añadió.

En crecimiento

El MOBA cuenta hasta ahora con tres galerías: en Somerville, South Weymouth y Brookline, todas cercanas a Boston, y más de 500 piezas en la colección. 
“Con el gran número de obras que tenemos buscamos celebrar los fracasos de los artistas de una manera sana. No nos burlamos u ofendemos los trabajos, sino que le damos un espacio para que sean expuestos al público”, concretó Frank. 
En ciertas ocasiones, algunos pintores les han solicitado retirar sus pinturas por miedo a que sus carreras se vean perjudicadas. “Todo el mundo del arte nos conoce y sabe quiénes somos, incluso nos ven como algo cool”, presumió.
Como muchos museos célebres, y por increíble que parezca, el MOBA también ha sido víctima de una serie de hurtos a lo largo de su historia. En 1996, una de las obras claves del centro, Eileen, fue robada de la antigua sede principal. Tras la denuncia a la Policía y la publicación de la noticia en los medios locales, el museo logró recaudar 37 dólares como recompensa para cualquiera que llevara al paradero de la pintura. No fue sino hasta 10 años después cuando alguien llamó con información sobre la obra, reclamando un rescate de 5 mil dólares. 
El museo rechazó el chantaje y consiguió un acuerdo entre las autoridades y el criminal: si este devolvía la obra intacta no sería acusado de ningún delito. Al poco tiempo el cuadro regresó a su sitio.
En 2004 otra obra fue sustraída del museo: Self-Portrait as a drainpipe. En la escena del crimen dejaron una nota en la que se pedía un rescate de 10 dólares para devolverlo. El MOBA nuevamente ignoró la propuesta. Finalmente el cuadro regresó junto con una donación de 10 dólares por parte del ladrón. 
Los robos llevaron a que reforzaran, muy a su estilo, la seguridad: instalaron un sistema de cámaras falso junto con un letrero en el que anuncian que no sirve.

Permanencia

A pesar de no tener las millonarias exhibiciones de los grandes museos, el MOBA ha logrado subsistir por más de dos décadas con lo desechado e ignorado por el mundo artístico. 
“Jamás voy a entender el mercado del arte. Ves cómo hay algunas cosas que valen millones, y tenemos cosas igual de interesantes en el museo que a duras penas llegan a costar unos cuantos dólares”, matizó Frank. 
A pesar de que no hay costo de admisión, el museo cuenta con independencia económica gracias a las donaciones monetarias y artísticas de sus colaboradores. Además del espacio físico cedido para las galerías y la venta de souvenirs. 
El MOBA recibe aproximadamente unas 2 mil visitas al año y ha realizado exhibiciones en ciudades de Estados Unidos, Canadá y Taiwán. 

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