Los leoneses pagamos 84 millones de pesos anuales por el tratamiento de aguas negras, sin embargo, la planta concesionada de SAPAL engaña a la población.
Las aguas tratadas no cumplen las normas de calidad de Conagua y además “se desvían grandes cantidades (de aguas negras) sin procesarlas, en forma clandestina, al río Turbio”.
SAPAL conoce el engaño, aseguran operadores y directivos de la empresa concesionaria Ecosys III, “cada mes entregamos un garrafón con agua tratada al área química del Sistema para que realmente la limpien… esa es la que muestran a Conagua”.
Durante una semana, cada día -mañana y tarde-, am solicitó una entrevista con autoridades de SAPAL con el propósito de aclarar las acusaciones, sin embargo, el área de Comunicación Social y la Dirección General, enterados del tema, se negaron a responder.
Un ex directivo de primer nivel de SAPAL confirmó que Ecosys cobra un promedio de 84 millones de pesos por el tratamiento de 42 millones de metros cúbicos de agua al año.
El consumo anual de los leoneses asciende en promedio a 80 millones de metros cúbicos, de los cuales se facturan alrededor de 56 millones. El resto se pierde en fugas o tomas clandestinas.
am estuvo en Ecosys acompañado de expertos de la planta para conocer el saneamiento del agua. La conclusión de los propios operadores fue que el proceso no funciona como lo habían establecido.
La planta está diseñada para tratar 2 mil 500 litros de agua de uso doméstico por segundo y 150 litros provenientes de descargas industriales.  
Uno de los operadores de Ecosys dijo que en realidad sólo están tratando mil 500 litros por segundo de agua doméstica y 100 de industrial.
El resto de las aguas negras “pasa sin tratamiento, ingresa por una compuerta y por un tubo se envía directo al río Turbio”.
Enseguida acompañó a am a ver el conducto.
SAPAL y Ecosys
 
La Planta Municipal de Tratamiento de Aguas Residuales fue inaugurada el 20 de septiembre de 2000, con el objetivo de tratar las aguas domésticas. 
Hace seis años comenzó a operar el Módulo de Desbaste para sanear las aguas industriales.
Sin embargo, operadores de Ecosys que laboran en la planta desde la inauguración aseguran que “las máquinas para tratar el agua doméstica sólo funcionaron al 100% durante seis años y el equipo de desbaste apenas trabajó bien los dos primeros años”.
SAPAL calló las fallas, mantiene la tarifa que cobra a los usuarios por el proceso de “saneamiento” y sigue enviando y pagando por 42 millones de metros cúbicos de agua “tratada”.   
De estos, Ecosys desagua 20 millones de metros cúbicos directo al Turbio, supuestamente tratados. Otros 4 millones son destinados a tenerías y algunas empresas ubicadas en los parques industriales; Santa Crocce, Arroyo Hondo, La Piscina, San Crispín, Industrial San Jorge, Industrial Pamplona, Granjas Las Amalias y Parque Industrial León. 
Mientras que 14 millones de metros cúbicos se destinan al riego de los campos de las comunidades: Pompa, Puerta de San Germán y Santa Rosa Plan de Ayala. Y 2 millones se aprovechan en el riego de parques y jardines de la ciudad, así como a los campos de golf de fraccionamientos privados.
SAPAL sólo recibe ingresos por 2 millones de metros cúbicos por concepto de aguas negras tratadas.
Parque Piel tiene tubería de aguas tratadas pero no tomas. Los curtidores compran a las pipas el agua para sus procesos. Al final tiran el agua negra al drenaje y no pagan saneamiento.  
Los ciudadanos pagamos para el saneamiento el 13% sobre el consumo en metros cúbicos. Para el uso industrial es el 17%. 
El fraude de “calidad”

Existe una herramienta tipo barra que se conoce como “juez”, que sirve para medir la calidad del agua con lodo. 
Trabajadores en el área mencionaron que los parámetros aceptables en términos químicos son de 4 a 5 pies para lodos, pero los lodos en el agua de la planta municipal siempre están entre 8 y 9 pies. 
Con los niveles excesivos en la calidad de lodos, el agua continúa su proceso al biofiltro para eliminar a través de una película o membrana, bacterias, contaminantes y materia orgánica.
Pero previo a la llegada al biofiltro,  “desaparece” otra cantidad de agua, pues un colector de aguas industriales -que viene de la planta de desbaste-, cae al sedimentador y se une con el agua doméstica; aquí una parte sube al biofiltro y la otra va directo al canal Turbio por una tubería oculta. 
Finalmente hay otra merma de agua, del biofiltro cae a 2 sedimentadores secundarios para el proceso de cloración, al igual que los anteriores tiene una capacidad de 300 litros por segundo, es decir, de los 900 (lps) que pasaron a biofiltro, sólo 600 litros llegan a cloración. 
Pero además estos 600 (lps) que deberían ser el muestreo de calidad del agua como resultado final del líquido residual tratado, según trabajadores, se resume a un garrafón de 20 litros que es pasado a otro proceso tratado por SAPAL, para el muestreo que se entrega a la Comisión Nacional del Agua y pasar la norma 001 que es para uso de riego y norma 003 para uso industrial, pues la planta, a consecuencias de la inoperatividad, no cumple con los estándares de calidad.   
Empleados de Ecosys III dicen que al cumplir con la norma, SAPAL recibe un incentivo por parte de la Conagua, además de evitar multas.

Así se ve el engaño

En el recorrido de am por Ecosys, realizado hace unos días, trabajadores mostraron algunas fallas del proceso.
Las aguas negras corren por un canal y pasan por cuatro rejillas gruesas que detienen la basura de mayor volumen, ninguna  servía.  Siguen por dos rejillas medianas que sí funcionan y termina el proceso de separado de basura en cinco rejillas delgadas, de las que sólo funciona una. 
Y aunque los trabajadores retiran los desechos manualmente con ayuda de medios mecánicos, cuando no funcionan las rejillas que es el caso actual, tienen que descender unos cinco metros para utilizar palas y sacar animales muertos, botes, llantas, madera, plásticos e incluso han llegado a encontrar restos humanos.   
El recorrido de las aguas continúa por canjilones que detienen la arena y la tierra, pero desde hace 16 años que se inauguró la planta no reciben mantenimiento, por lo que es frecuente que estén en reparación y funcionen sólo dos días a la semana.
Luego el agua se bombea a los desarenadores que consisten en dos sopladores. Estos cuentan con filtros más estrechos, sin embargo, uno de los sopladores tiene años sin funcionar y el segundo se enciende sólo de vez en cuando porque se sobrecalienta.
Después, el agua llega a los cinco sedimentadores e inicia el proceso de separación de lodos, pero como desde el principio no funciona la planta, a esta parte el agua llega con basura y exceso de tierra. 
Cada sedimentador tiene capacidad de 300 litros por segundo, pero sólo funcionan tres. Esto significa que pasan 900 litros por segundo, pero Ecosys  reporta mil 500 litros por segundo. 

EN NÚMEROS
Falso positivo

600 litros por segundo, únicamente, llegan al proceso de cloración.

20 litros, re-tratados por Sapal, es la muestra que va a la Conagua. 

 

En la planta de tratamiento hay cinco sedimentadores, pero sólo funcionan tres.

Estos tanques que deberían funcionar para generar biogás son utilizados para almacernar los lodos que arroja la planta.

Los lodos que se generan en la planta contienen, según trabajadores, el doble del nivel aceptable de químicos.

El impacto de un proceso realizado mal y a medias no es sólo para la salud de la población, sino para su bolsillo; los usuarios pagan 13% sobre el consumo de metros cúbicos.

 

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