A ocho días de recordar aquel Domingo Negro, donde decenas de celayenses murieron producto de dos explosiones de juguetería pirotécnica, la noche del 15 y 16 de septiembre se estuvieron tronando cohetes sin control.
Durante las fiestas patrias y durante los festejos previos que se realizan en el barrio de San Miguel, se tronaron cohetes.
Luego de que el domingo 26 de septiembre de 1999, en bodegas de Antonio Plaza se registraron dos explosiones de juguetería pirotécnica almacenada clandestinamente que provocaron la muerte de 72 personas y lesiones a más de 350, en Celaya se vetó la quema de pirotecnia.
Y a pesar de las muertes y el recuerdo que dejó el Domingo Negro, al cabo de un tiempo en las calles se vuelve a registrar la quema de las típicas ‘cebollitas’,’chifladores’, luces de bengala en todos los tamaños, además de palomas, petardos y cohetes.
A 16 años de distancia, hay personas como Alejandro Cano, que no pueden olvidar la tragedia que ya no conocen las nuevas generaciones.
“Cada año cuando es la celebración de esos malos acontecimientos, me llega el sentimiento porque me llegan los recuerdos a la mente, las escenas que vimos, los muertos tirados por todas partes, la gente reconociendo a sus muertos, otros inconscientes por el dolor de las quemaduras, de las amputaciones, otros moribundo, pero eso no está escrito ni siquiera en los libros de historia, parece que ya no duele a nadie”, dijo.
La quema de pirotecnia también se registra en algunas fiestas patronales práctica respecto a la cual el Obispo, Benjamín Castillo, se pronunció a favor de que se regule.