Desde hace un año, en lo que antes era “La Granja” del Parque Metropolitano de León, se ofrecen terapias ecuestres, de martes a sábado, por parte del Centro Equinoterapéutico Metropolitano Pasos, dirigido por Elena Monterrubio Campuzano.
A través de las vibraciones que emiten los músculos de los caballos al caminar y su temperatura corporal de 38 grados centígrados, es como estos animales pueden mejorar la calidad de vida de chicos y grandes.
“La terapia ayuda a personas con alguna discapacidad física, psíquica o sensorial; a personas con problemas de inadaptación social, trastornos psicológicos, del lenguaje o aprendizaje”, contó Elena, terapeuta certificada desde hace 13 años. 
Algunos de los beneficios físicos que ofrece la terapia con caballos a los usuarios son el fortalecimiento de músculos, equilibrio y coordinación emocional o conductual, aumento de la autoestima, entre otros. 
Dentro de este tipo de terapia existen diferentes técnicas, por ejemplo: la hipoterapia pasiva, en la que el paciente cabalga sin realizar acción alguna con la conducción del terapeuta; en la monta gemela, el experto se sienta atrás del paciente guiando al caballo; con la hipoterapia activa, el paciente monta sin silla y realiza algunos ejercicios con poca ayuda del terapeuta y con la monta terapéutica, que es la más avanzada, el jinete aprende a manejar el caballo y lo monta con silla y estribos. 
Actualmente el Centro Equinoterapeutico ofrece sus servicios a 60 pacientes a la semana, con sesiones de 30 minutos de duración, aproximadamente.  
“Para mí es una gran satisfacción ver el avance de los niños y lo agradecidos que están los papás con nuestras actividades, porque confían en nosotros y ven cómo sus hijos van avanzado”, finalizó la terapeuta.

Olivia Romero Castañeda y Juan Pablo Cejudo Romero  

Juan Pablo tiene cinco años y padece espasticidad leve, que hace que el niño camine de puntitas cuando trata de correr o caminar rápido. Este problema empezó desde que Juan Pablo comenzaba a caminar, al año y ocho meses de nacido. 
“La equinoterapia le ha dado a mi hijo mucha fortaleza en sus músculos, espalda y postura, así como mucha seguridad”, compartió Olivia. 
A pesar de que la terapia es para el pequeño, toda la familia trata de asistir a las sesiones semanales de Juan Pablo, como muestra de apoyo y cariño.
“El tener contacto con el caballo me ayudó mucho, porque antes me daban miedo, el pasar a las sesiones con Emilio me ha ayudado a ser más paciente y tolerante”, confesó. 

Paola Landín y Jorge Armando Sánchez
Desde marzo del año en curso, Paola Landín lleva a su hijo Jorge Armando de dos años y medio al Centro Equinoterapéutico del Metropolitano, para aumentar el tono muscular de las piernas del pequeño y mejorar su padecimiento conocido como espasticidad. 
“Antes de tomar la equinoterapia, Jorge no se detenía por sí solo, no se sentaba, no daba pasos y ahora, después de siete meses de terapia, ha tenido un avance muy notorio. Aumentó su tono muscular, ahora da pasitos con ayuda e incluso es más sociable con las personas”, compartió Paola.  
A futuro, Paola espera que Jorge pueda caminar sin ayuda de nadie, que mejore su habla y que quizá aprenda a montar por sí solo y se convierta en jinete. 

Rosario Guadalupe Zavala Armeaga y Víctor Daniel Sánchez Zavala 

El pequeño de dos años, Víctor Daniel Sánchez, tiene trisomía 21, mejor conocido como síndrome de Down y gracias a las terapias con los equinos ha presentado mejoras notorias, en ocho meses de sesiones. 
“Mi niño era muy introvertido y ahora es más sociable, ahora le cuesta menos trabajo saludar a la gente ya que era muy asustadizo”, contó Guadalupe. 
Actualmente Daniel no camina debido a los problemas de elasticidad y bajo tono muscular que trae consigo el síndrome que padece, pero con los ejercicios que realiza se espera que en poco tiempo lo logre. 

Brenda Paola Rangel Hernández y Emilio Villafaña Rangel 
Con la recomendación de la mamá de una compañera de escuela del pequeño Emilio Villafaña, Brenda Paola Rangel contactó al Centro Equinoterapéutico, para que ayudarán a su hijo con su déficit de atención e hiperactividad. 
“Inmediatamente al presentar el primer examen, después de empezar a venir al centro, las calificaciones subieron de 6 a 9, fue sorprendente”, comentó la señora Paola Rangel. 
Recuerda Brenda que la maestra de su hijo sólo tenía comentarios negativos de Emilio, pero a partir de sus primeras sesiones con los caballos, el pequeño se mostró más atento y participativo en clase. 
“Me encanta venir con los caballos, lo que más me gusta es que a veces me ponen a pararme en la silla o a hacer ejercicios, los caballos son muy amigables”, contó Emilio.

¿Qué combate la equinoterapia? 

  Parálisis cerebal. 
  Ataxias.
  Lesiones meduales 
y cerebrales.
  Espina bífida.
  Parkinson.
  Distrofia muscular. 
  Síndrome de Rett y Down. 
  Fibromialgia. 
  Fibrosis quística. 
  Esclerosis múltiple. 
  Autismo.
  Politraumatismos. 
  Retraso psicomotor. 

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