Jerry Lewis pertenece a otra época. Aquella en la que los cómicos viajaban de punta a punta de Estados Unidos diariamente para actuar. A sus 90 años, sigue haciéndolo: hoy en Los Ángeles, mañana en Hawái, pasado en Las Vegas en el casino South Point.
En los cines acaba de estrenar su último trabajo, Max Rose (que ha estado tres años buscando distribuidora), y para que no sea la última película se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para escribir un nuevo guion. Con el mismo genio de carácter y artístico que puso en toda su carrera, desde que pisó un escenario por primera vez a los 5 años.
Y con la misma ambición: el llamado “rey de la comedia” quiere el Oscar que todavía no tiene como artista. “Tengo que solucionarlo y no tengo mucho tiempo”, afirma sin mencionar la estatuilla.
El célebre cómico tiene el Oscar desde 2009 por su labor humanitaria. No por hacer reír. O por hacer cine. “Por eso estoy dejando claros mis sentimientos sobre esta industria todo lo alto y claro que puedo”.
Max Rose es su primer papel protagonista desde Los comediantes (Funny Bones) (1995) y ni su paso por Cannes de 2013 donde presentó un primer montaje de este filme dirigido por Daniel Noah ni las críticas ahora en Estados Unidos dicen lo que Lewis querría escuchar. No es una gran película.
Pero eso no arredra al humorista, que ha dejado su habitual animadversión a las entrevistas para lanzarse al ruedo de la promoción silla de ruedas incluida.
A pesar de todo, mantiene su vanidad y prefiere hablar desde una butaca ya que no le gusta que le vean en silla de ruedas. Y menos que le fotografíen. La edad tampoco acabó con su claridad verbal, y arremete contra una industria que no le hace gracia.
“No pueden mantener en la pantalla esta sangría matando a gente a navajazos, destrozándoles la vagina o con rifles de asalto por la derecha y pistolas por la izquierda”, enumera.
Es difícil saber si ve algo de cine contemporáneo porque los únicos filmes “recientes” que ensalza son de los 70 para atrás.
Y preguntarle por Jim Carrey, Neil Patrick Harris o algún otro cómico contemporáneo solo logra que Lewis se refugie en tiempos pasados. “Es la misma pregunta que hacían con John F. Kennedy. ¿Quién podría llenar el hueco que dejó? Nadie. No puedes pensar en nadie que llegara a tanta gente de la manera que él lo hizo”.
Admiración de Chaplin
JFK fue su amigo. Y medio en broma medio en serio también cita como su mejor recuerdo del Hollywood de sus comienzos a una Marilyn Monroe desnuda.
“Mi oficina y la de Cecil B. DeMille estaban a tiro de piedra”, rememora. Charles Chaplin fue otra de las grandes amistades desde el día en que el hombre que creó Charlot se le presentara y le comentara lo mucho que le admiraba.
“Me invitó a su casa en Lucerna, en Suiza, y me dio una nueva educación”, dice aún embelesado. También le regaló una copia de 35 milímetros de Tiempos modernos (1936) que todavía tiene en su despacho sin abrir para no echarla a perder.
Quiere Jerry Lewis Oscar
El cómico Jerry Lewis se lanza a los 90 años a una campaña vertiginosa de promoción con el drama “Max Rose”.