Desde que el Pueblo de Moya comenzó por reivindicar su pasado indígena y su asentamiento como la República Indígena de la Limpia Concepción de Moya, no ha frenado la investigación histórica, documentación, arte urbano y la representatividad de los pobladores que manifiestan con orgullo la identidad por sus raíces. 
Alan López, trascendió en un muro cercano a la plaza principal con una estampa significativa del pasado indígena de Moya, el retrato de un tlaxcalteca que sorprende y la representación simbólica de un episodio en las huertitas de Moya, donde las flores y cempasuchil volvieron a florecer tras una temporada de sequía.
Ahora Alan, habitante de Lomas del Valle, es parte de la reivindicación artística urbana del Pueblo de Moya, ganador del primer lugar de graffiti mural, celebrado en la semana cultural “Memorias de la Gente” en su edición 2016. 
“Quise representar al tlaxcalteca que trajo a la Virgen al pueblo, según mi fuente, su nombre era Felipe Hernández y era originario de Guanajuato. Leí una pequeña historia que decía que hubo una temporada de sequía en el pueblo, entonces la gente le rezó a la Virgen y tiempo después hubo una de las mejores temporadas de cultivos y flores, entonces coloqué 3 de estas flores que son los claveles, los margaritones y el cempasuchil, le puse mucho color y tonos vivos, ya que quise representar la vida, la alegría y ese entusiasmo con el que el Pueblo de Moya se caracteriza”, explicó el artista urbano. 
Sobre sus inicios en el graffiti, dijo: “Creo que fue dibujando en la libreta en aquellos tiempos de secundaria, yo veía a mi hermano hacer lo mismo, le tomé gusto. A la edad de 18 años se realizó un concurso local de graffiti y participé sin tener nada de práctica, después pasé días pintando en la azotea de mi casa, decidí salir a la calle hasta sentirme preparado” .
Aprendí practicando en la pared de mi casa, viendo a un primo que también pinta.
Alan cuenta que en el proceso de elaboración primero visitó Moya y leyó un poco de su historia. “ya sabiendo algo visualicé el espacio donde me tocó intervenir, ya tenía una idea de qué era lo que quería plasmar y sobre la marcha iba agregando cada elemento como el rostro, las flores, el penacho y la cinta. Me tardé 4 días, aproximadamente de 2 a 3 horas por día.
¿Que sientes ahora que eres parte de la estampa urbana en Moya? Pues para mi es un placer el haber participado y que la gente estuviera satisfecha con lo que hice”.

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