Siempre entregado a su ministerio sacerdotal el padre Francisco Martínez Delgado, de la Diócesis de León, falleció el pasado 19 de octubre a los 70 años, víctima de un mal hepático que mermó su salud.
“Se caracterizaba por ser muy generoso con los enfermos, ancianos y pobres. Entregaba más de 100 despensas. Era agradable ver cómo trataba con aprecio a la gente y les llamaba a todos por su nombre”, platicó el padre Luis Alberto Navarro Franco, del área de Comunicación de la Arquidiócesis.
Añadió que algo que también era parte de su ser presbiterial es que le apasionaba el sacramento de la reconciliación, pues cuando se lo pedían él confesaba con mucha paciencia. 
Por esa razón era muy notable toda la gente que comulgaba en cada una de sus misas. 
“Todo esto a pesar de haber sido operado la su columna, pero  desgraciadamente una neumonía afectó más su salud. Hasta el último momento él tenía la mejor actitud gracias a su fuerza y deseo de seguir sirviendo con ese amor al sacerdocio”, aseguró el padre Navarro.
En la Diócesis de León se informó que el padre Francisco Martínez, a quien sus compañeros le decían de cariño “El Ropero” (por alto y fuerte) nació el 28 de enero de 1946 y su ordenación como presbítero fue el 10 de junio de 1976.
Prestó sus servicios en algunas comunidades como El Carrizal, en Irapuato; la parroquia de la colonia Casa Blanca, en León; en la vecina población de Comanja de Corona, y en el templo del Señor de la Conquista, también en León. 
Los últimos sirvió en la rectoría del templo del Santo Niño de Atocha, perteneciente a la parroquia de San Martín de Porres.
En la rectoría tenía diferentes actividades que realizaba con mucho amor, como misas matutina y vespertina, Hora Santa, preparación de novios, catequesis para adultos y adolescentes, cursos de biblia, entre otras. 
El padre José García, de la parroquia de San Juan Bautista, dijo que fue el padre “Paco” fue un sacerdote con mucho carisma y con un peculiar estilo de celebrar las misas, pues le gustaba dar hojitas a los fieles para que lo fueran siguiendo.
“Le encantaba la religiosidad popular”, confesó.
Sus restos mortales fueron velados en la Rectoría del Santo Niño de Atocha y depositados en la Parroquia de la Conquista.
Descanse en paz.

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