Policías de la ciudad brasileña de Guarulhos realizaban una redad en una colonia cuando entraron a una casa por error y no hallaron droga, sino algo más espeluznante.
Este domingo por la noche, en el sótano de la casa de una familia, un hombre en pésimas condiciones fue encontrado. Armando Bezerra de Andrade, de 36 años, vivía en la habitación, que no tenía ventilación ni nada más que una cama con un colcho manchado y maloliente, ventanas con candados y la puerta sin manija interior.
Armando, según el testimonio que han dado los vecinos de la familia, podría llevar entre 15 y 20 años encerrado en la maloliente habitación. El padre de familia, llamado Armancio Becerra de Andrade, asegura que fue su mismo hijo quien le pidió que lo encerrara.
La Policía investiga quién dice la verdad, pues el padre ha confesado a la Policía, pero de un modo diferente: ha dicho que su hijo le pidió que le diera refugio y que lo encerrara para que él pudiera dejar las drogas.
“El padre vino a mí y me dijo: ‘éste es mi hijo, esta casa es mía, y yo fui el que lo encerró allí, como él me lo pidió”, relató Celso Marchiori, jefe de policía encargado de la investigación.
“Él consume drogas y se presentó en mi casa después de haber desaparecido durante muchos años, vino a mi casa y me pidió encerrarlo para que no pudiera comprar drogas”, le dicho el padre al jefe de policía.
Además, añadió: “mi conciencia está limpia”.
Los vecinos presencian la investigación en el lugar.
Inhumano
Sin embargo, Marchiori sí afirmó que las condiciones en las que se halló al joven hombre eran inhumanas, que él no habló de tan débil que estaba y que condificultad pudo salir del lugar.
“Estaba muy débil. Se levantó con mucha dificultad y se dirigió a la puerta con dificultad. No habló. Y lo que no sabía es si él no hablaba porque había sido dopado”.
Además, el jefe de la investigación afirmó que la habitación había servido al mismo tiempo para baño y dormitorio del hombre, por lo que el olor en el lugar era terrible.
Los vecinos de la familia declararon, en tanto, que no se explicaban lo que había ocurrido, pues el joven Armando, antes de desaparecer, era divertido y muy inteligente, además, dijeron que nunca supieron que consumiera drogas.
Rafael Cunha Sousa, vecino de la familia y viejo amigo amigo del rescatado, aseguró que el padre de la familia siempre eludía a las preguntas sobre su hijo: “Cuando le preguntaban cómo estaba, siempre decía que viajaba, o que estaba en el campo, o en la casa de un familiar, pero nunca nos proporcionaba una dirección o decía dónde estaba”, dijo Sousa.
Los vecinos exigen justicia para Armando, por lo que incluso pintaron al exterior de la casa un grafiti demandándola.