Cuando sufres de problemas gastrointestinales, seguro no te gusta hablar de ello, ¿cierto? Pues no te lo guardes, este tipo de problemas son más comunes de lo que te imaginas, así que no hay razón para avergonzarse. De hecho, varios estudios han comprobado que mínimo una quinta parte de la población ha experimentado inflamación, reflujo y estreñimiento.

• Reflujo: Esa sensación que quema el estómago, la parte abdominal superior y el pecho se le llama reflujo o agruras. De acuerdo a un estudio americano, más o menos el 20% de la población sufre de esto una vez a la semana… y siendo mexicanos, seguramente las cifras son aún más altas. El reflujo puede tratarse fácilmente, pero si tienes síntomas adicionales, como problemas al tragar, pérdida de peso o anemia, tendrás que consultarlo con tu doctor… no vaya a ser cáncer.

• Indigestión: Si sufres de dolor, inflamación o náuseas, después de atascarte de comida, es posible que tengas indigestión. Como el reflujo, puede tratarse fácilmente con medicamento que bloqueé el ácido, pero también habría que considerar un cambio de estilo de vida si esto sucede de manera regular.

• Síndrome de intestino irritable: Esta condición puede venir en forma de diarrea, estreñimiento o una mezcla de las dos. Si tus hábitos para ir al baño cambian por un par de días, no hay ningún problema, pero si esto sucede por varios meses y viene acompañado de dolor abdominal crónico, es posible que tengas síndrome de intestino irritable. ¿Qué lo provoca? Realmente no se sabe exactamente, pero es más común en mujeres que en hombres.

• Estreñimiento funcional: En otras palabras: te cuesta mucho trabajo ir al baño. En mujeres, a veces es señal de disfunción del suelo pélvico, y puede ser tratado con terapia física. Se supone que más del 15% de las personas sufren de estreñimiento regular, pero si a ti te está pasando recientemente, puedes evitarlo con una dieta correcta.

• Dolor en la pared abdominal: Si ese dolor puedes localizarlo, en lugar de sentirlo en todo el abdomen, podrías sufrir de dolor en la pared abdominal, el cual es 4 veces más común en mujeres, que en hombres. Usualmente es resultado de la compresión de los nervios en el abdomen, y aunque el dolor llega a ser muy severo, casi nunca es peligroso. Si no es progresivo puede tratarse con una inyección cada par de meses y también existen posiciones que pueden dar cierto alivio.

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