Hacer cuatro recorridos en la madrugada entre las tumbas del panteón San Nicolás es parte del trabajo de María Candelaria Martínez Ornelas.
Desde hace tres años trabaja como veladora de panteones, aunque en San Nicolás apenas tiene un mes.
Antes trabajó como cocinera y niñera.
“Entré a una empresa de seguridad y cuando me dijeron que me iban a mandar a los panteones al principio lo dudé, me daba miedo. Pero cuando eres mamá tienes que entrarle al trabajo por difícil que parezca”, platicó Mary Cande, como la llaman sus compañeros.
“Le dije a mi hija Rosaura ‘cómo ves mamita, vamos a trabajar en un panteón’ y no me creyó, le dije ‘sí le voy a echar ganas porque tengo que traer de comer a esta casa y ahora dice que soy su héroe’”, añadió.
Mary Cande ya no siente miedo, y considera que “hay que tener respeto y hay que controlar los nervios”.
En su turno de 24 por 24 horas da varios rondines nocturnos, a veces sola y otras veces con algún compañero.

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