Palabras no dichas en vida, remordimientos, recuerdos, añoranzas, pero también inmensas alegrías, palabras de agradecimiento, expresiones de amor, fueron las emociones que se vivieron ayer en los panteones de la ciudad.

Muchos llevaron música a sus difuntos, la comida que más les gustaba, limpiaron sus tumbas, cambiaron las flores secas y reían a carcajadas.

Este 2 de noviembre fue una fiesta para muchos, pero no para todos.

Otros, escondidos entre los matorrales, tapándose con las propias tumbas, cuidando que nadie los viera llorar, visitaron a sus difuntos únicamente para decir lo que en vida no les dijeron.

“No recuerdo con exactitud cuántos años dejamos de hablarnos mi papá y yo, se fue tan rápido el tiempo que no me di cuenta que fueron muchos años sin visitarlo, sin verlo, sin buscarlo. Él murió hace tres años y ésta es la primera vez que vengo al panteón, cuando enfermó, ni siquiera lo fui a visitar”.

“Me costó trabajo entender que mi padre me amó a su modo, que era un ser humano y que como todos, tuvo errores, nadie nos enseña a ser papás, ahora que mis hijos tienen la edad que yo tenía cuando dejé de hablarle, me doy cuenta que padre solo hay uno. Hoy lo único que puedo decir, es lo que dicen: En vida hermano en vida”, dijo Eulogio Martínez, quien visitó el panteón ayer.

Paula Ortiz fue sola a visitar a su difunto esposo, entre lágrimas recordó que nunca le dijo que lo amaba, porque desde niña le enseñaron a no mostrarse débil y mucho menos vulnerable ante un hombre. Es ahora que está sola cuando sintió la necesidad de ir al panteón a decirle a Omar cuanto lo extraña.

“Pues siempre he sido seca, es más, creo que estoy hablando con usted porque a nadie le he dicho cuanto lo extraño, mi hijo mayor se casó hace un año, se fue a vivir a otra ciudad y hasta hoy que estoy completamente sola, me doy cuenta cuánta falta me hace.

“A lo mejor una que otra vez le dije que lo amo, a mis hijos pocas veces les digo que los quiero. Hoy siento remordimientos, veo a la gente que está alegre…y yo sólo puedo llorar, y lloro, ya no tanto por la muerte de mi marido, sino por el remordimiento tan grande de que se fue sin decirle que lo quería”.

En contraste, hay quienes a pesar del dolor que sienten ante la ausencia de sus familiares convierten el Día de Muertos en encuentros familiares.

“Pues no nos vemos mucho en todo el año, ya es tradición que todos los días de muertos, aquí nos vemos, contratamos un norteño para que le canten a mi mamá, papá y mi hermano, que sigan disfrutando la música que tanto les gustaba, sí duele, la muerte de tus padres no se supera tan rápido, pero cuando se demuestra en vida el amor, no queda más que la resignación y no olvidarlos”, dijo Eulalio Martínez.

Desde temprano miles de personas acudieron a limpiar, lavar y barrer las tumbas de sus familiares, otras las llenaron de adornos, veladoras, la comida favorita de sus difuntos y hasta música les llevaron.

“Mi mamá se pone muy mal al recordar que ya no tiene a mi abuelita, por eso nadamás venimos mis hermanos y yo a barrer, limpiar, traerle flores, pero sólo este día”, platicó Mario Sánchez.

Es tal la asistencia de la gente, que tan sólo para el día 1, 2 y el 13 de noviembre que se festeja el Aniversario del Panteón Municipal Norte se espera que haya una afluencia de unas 190 mil personas en los camposantos del municipio.

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