Espectáculo hermoso, tierno, elegante, agradecido, espléndido, magnífico, estupendo, distinguido, fino, atractivo, muy femenino y excelentemente mexicano, es la Escaramuza Charra.
En Lagos se distinguen como espectáculo especial desde hace cerca de cincuenta años. Aunque no se tiene específicamente reglamentado el número exacto de las integrantes, los equipos son conformados con ocho elementos que demuestran dominio al caballo, hermosas y excelentemente vestidas con los colores de la fiesta nacional. A las competencias, deben presentarse atuendadas de acuerdo al reglamento; a la vez, la montura y los respectivos arreos charros y por lo regular, formar parte de la Federación Mexicana de Charrería.
Su entrenamiento es intenso, pues deben poder controlar su caballo con pericia, ya que las evoluciones que presentan requieren de una perfecta coordinación entre todas las integrantes del equipo. El equipo de cada integrante lo constituyen: Vara, sombrero, botas, una espuela, albarda y vestidos con coloridos, de preferencia, representativos de México.
Los vestidos por lo regular son de algodón, popelina, manta, lino o dracón, y por lo regular, colores opacos. Puede ser de una pieza o llevar fala y blusa. Obligado es que lleve holán plisado y cocido, independiente en la parte baja del vestido o falda. Los adornos pueden ser de tira bordada, encaje de algodón, poliéster, listones o espiguillas. Obligatorio, cuello alto. Obligatoria la banda completa en la cintura o pegada a los costados y hacia atrás debe ir con moño de mariposa. La crinolina de fibras naturales como algodón, popelina o cabeza de indio, manta o tira bordada en color blanco; pudiendo llevar adornos de encaje. El reboso anudado a la cintura con el nudo al lado izquierdo sobre la banda del vestido. Las botas, de estilo Jalisco, en piel o gamuza, con cordón a media bota y la herradura por la parte de afuera. Sombreros de palma, fieltro, pelo o lana y deberán portarlos iguales en material, color y planchado. Con toquillas iguales. La espuela se usa en la bota izquierda del mismo material.       
Hace tiempo, platicando con el Señor Jesús Vega de León, me dio importantes referencias sobre este tema, diciéndome que la escaramuza se inició en el deporte de la Charrería, como exhibiciones ecuestres familiares; allá a mediados del Siglo XX. D. Everardo Camacho, de la Asociación Nacional de Charros, quien era también publicista de la Casa Domecq, el año de 1960 se presentaba en el lienzo acompañado de su esposa e hijos; realizando variadas y vistosas evoluciones a caballo, ante el aplauso de los asistentes.
La primer escaramusa en provincia se formó en León, Guanajuato y hasta llegó a actuar en el extranjero. El instructor era D. Alvarito Romero y no cobraba, pero eran otros tiempos. Ahora, ya se profesionalizó el deporte de la charrería.
Aquí en Lagos, D. Samuel Antuñano logró conjuntar un grupo de jovencitas y formar una escaramusa cuyo recuerdo no se olvida. Montaban en pelo al estilo indio. En la noche, el eco del tambor aguzaba el fuego de las antorchas. 
Luego alegraron los lienzos pintando de femenil arrojo, las escaramuzas laguenses. Las Insurgentes; quienes montaban mas apegadas a la usanza charra: Bota Jalisco, pantalón charro cachiruleao con adornos de gamusa. El toque final era corbata y ceñidor del mismo color. La integraban: Verónica Zermeño, Alejandrina y Lilí Torres, Elsa Adriana García, Alma Lorena y María del Consuelo Vega. Luego siguió con la tradición la respetable dama Da. Margarita Reyes; alma y corazón de la escaramuza Swismex. Luego vinieron mas encantadoras damitas que con su presencia y arrojo hicieron suspirar a mas de alguno que las admiraba en los tendidos. Este deporte, se sigue practicando; pues la escaramuza Charra es una de las tradiciones que no deben desaparecer. 
Vaya para todas ellas; las pioneras, quienes siguieron y las que sostienen en alto la antorcha de la tradición, este modesto reconocimiento. Hace años llegó a mis manos el poema La Escaramuza;  autor, el poeta D. Delfín Sánchez Juárez, de quien conservo con aprecio similares obras.  En La escaramuza  describe con la facilidad que maneja su obra, esta fiesta de color y alegría:
“LA ESCARAMUSA”

Un moño azul en el pelo, remate de endrina trenza.
Coro de voces y risas, de aplausos y de protestas;
llantos que arrancan los nervios; risas sin causas concretas.
Sombreros bordados de oro; vestidos que al viento vuelan.
Arabesco de colores de encajes, cintas y sedas.
Parece coro de niñas que apenas se ven en tierra.
Una vez en el caballo crecen, se yerguen, se elevan.
La niña se hace mujer al conjuro de la fiesta,
con el rumor del gentío y el son de “Las Coronelas.”
Al paso, al galope corto, galopando a rienda suelta;
siempre sin perder su ritmo, siempre con sabia cadencia;
sin perder el señorío ante un peligro que acecha,
avanza la escaramuza como un ramo de violetas.
Violetas por lo sencillas, porque su risa es discreta;
porque la suerte ejecutan sin desplantes que molestan;
sin desdén en la mirada, sin vanidad, sin soberbia.
 Sin embargo, son artistas; artistas a su manera. 
Relámpago de domingo que en veinte minutos cesa;
pero que pide semanas, años enteros de brega; 
sin mas premio que un aplauso, una flor, una presea
o un diploma amarillento que algún viejo charro le entrega
cuando se anuncia el casorio y se retira la reina.
Honra de la charrería…Sin vuestra gracia y belleza
los lienzos serían tristes sin mas color que la jerga,
la bien sobada gamuza de trajes y chaparreras; 
y los tres colores charros que por serios, nunca alegran.
Las tradiciones del charro son las mismas, son eternas;
por mas que cambie el caballo; por mas que el jinete quiera;
la cola es siempre la cola; la terna es siempre la terna;
el pial será siempre el pial, y la mangana certera
será a pie o será a caballo la misma sobre la arena.
Tan solo la escaramuza en cada jornada es nueva;
en su inspiración es libre; en su juventud es fresca.
Rarámuris tarahumaras con su cinta en la cabeza;
con sus túnicas de manta montando en pelo su bestia.
Con antorchas en las manos de noche encienden estrellas;
brillan menos que sus ojos, pero encandilan al verlas.
Polícromas adelitas que reviven nuestras gestas;
con mariachis aquí en Lagos…Y con campanas en Puebla…
 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *