Entre un mar de banderas cubanas y al incesante grito de “¡Fidel, yo soy Fidel!”, miles de personas dieron la bienvenida a la caravana con las cenizas del fallecido líder revolucionario que llegó a la ciudad oriental de Santiago, en el final de un largo recorrido de cuatro días por Cuba.
Destino predilecto
Los restos de Fidel Castro reposarán a partir de hoy en el cementerio de Santa Ifigenia de la segunda mayor ciudad del país y cuna de la Revolución Cubana.
Bajo el intenso sol tropical y un calor abrasador, miles de santiagueros, algunos sumidos en llanto, se apostaron a lo largo del centro de la ciudad, el histórico Cuartel Moncada, y la Plaza de la Revolución para ver de cerca el paso de la caravana y el pequeño ataúd de cedro, cubierto con una bandera de cuba, en el que van las cenizas del expresidente.
Decenas de niños, vestidos de uniforme escolar, se sumaron a la recepción de los restos frente al Cuartel Moncada. Algunos lloraban y otros levantaban el brazo derecho y colocaban su pulgar en la frente, el saludo de los pequeños “pioneros”, como son conocidos.
En un momento, el vehículo militar que lleva el ataúd con las cenizas se detuvo y debió ser empujado para que arrancara.
En la Plaza de Marte, en una apretada fila estaba Gisela Vera, una promotora cultural de 49 años de edad que dijo estar desde la mañana para aguardar la llegada de los restos. 
“Es un día importante. Quiero despedir a un ser querido, y ningún sacrificio me parece poco”, comentó Vera, para quien será un orgullo que esa ciudad tenga las cenizas de Castro.
Ingrid Rondón, una abogada de 34 años, afirmó que Castro tenía una especial predilección por Santiago. 
“Lo demostró en muchas ocasiones con sus obras como las de vivienda, o las de trabajadores sociales durante el paso de ciclones y algunas ocasiones nos lo hizo saber en sus discursos durante sus visitas”, dijo.
La afinidad de Castro por el oriente del país se evidenció en los numerosos programas que impulsó la revolución en esa región, sobre todo los de alfabetización y salud, que permitieron atender los altos índices de pobreza y atraso que enfrentaba esa zona de la isla.
En el cementerio de Santa Ifigenia también reposan los restos del prócer cubano José Martí en un hermoso e imponente mausoleo, que data de 1951 y que tiene en la tumba una bandera, flores, y una jardinera en forma de libro. El mausoleo está bajo custodia las 24 horas de día.
‘Hombre maravilloso’
Desde el balcón de su casa, la señora Emma “Toti” Reyes vio pasar las cenizas del líder cubano Fidel Castro. Dijo que todavía recuerda como si fuera ayer que hace 57 años el entonces joven y barbado revolucionario atravesó las calles de este poblado a unos pocos kilómetros de la Sierra Maestra.
En silencio y compungida, Reyes, de 73 años, observó cómo la caravana con los restos de Castro atravesó el pueblo de Baire en el final del periplo.
“Era un hombre maravilloso. Esta es una pérdida tremenda”, comentó Reyes rodeada de su familia: tres de sus hijos, su nuera y su pequeña nieta de 6 años. Recordó que su esposo fue preso y torturado en la década de 1950 por estar favor de la causa revolucionaria.
“Es un hombre que de verdad lo ha hecho todo por la sociedad”, dijo parte Jorge García, uno de los hijos de Reyes, de 48 años de edad.
Paso simbólico
La caravana de siete vehículos hizo el recorrido en sentido inverso la marcha victoriosa del movimiento guerrillero que lideró Castro desde las montañas de Sierra Maestra y protagonizó la revolución de enero de 1959.
Las cenizas de Castro salieron el miércoles de La Habana luego de dos días de actos en los que decenas de miles de personas acudieron a la emblemática Plaza de la Revolución para honrar al líder cubano, que murió el 25 de noviembre a los 90 años.

Sorpresivo: A pesar de la edad de Fidel Castro, su muerte tomó por sorpresa al mundo entero. Familias cubanas señalaron haber estado atentas a la televisión desde el anuncio del deceso.

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