Snap Inc., la empresa matriz de Snapchat, la popular aplicación de mensajería de fotos y grabación de historias, está pasando por una época productiva.
Hace unas semanas, Snap archivó documentos confidenciales para una próxima oferta de acciones que podrían elevar el valor de la firma en 30 mil millones de dólares, lo que la convertiría en una de las más grandes ofertas públicas de años recientes. Más o menos al mismo tiempo comenzó a vender Spectacles, unos lentes oscuros que pueden grabar videoclips y se han convertido en uno de los dispositivos más buscados de esta temporada.
Sin embargo, aunque está captando titulares, a menudo parece que Snap no es una empresa respetada.
Aunque Snapchat superó a Twitter en términos de usuarios diarios y se ha convertido en una de las redes sociales más populares del mundo, no ha atraído la atención mediática que tiene la red de 140 caracteres, quizá porque los periodistas y candidatos presidenciales no la utilizan mucho. La nueva división noticiosa de Snapchat se ha convertido en una popular e innovadora fuente de información para los jóvenes, pero rara vez se le menciona con el prestigio que tuvieron Twitter y Facebook en la elección presidencial.
Puesto que quienes usan Snapchat son principalmente adolescentes y veinteañeros (y parece que está deliberadamente diseñada para frustrar a cualquiera que pase de los 25 años) la gente mayor a menudo la menosprecia como una frivolidad, pero eso está mal. Si piensas que Snapchat es frívola o que es una moda pasajera, es hora de que lo pienses de nuevo. De hecho, Snap se ha convertido silenciosamente en una de las empresas de tecnología más innovadoras e influyentes del mundo.
Aunque tiene su sede muy lejos de la burbuja de Silicon Valley -en el vecindario Venice, de Los Ángeles- está implementando ideas radicalmente nuevas acerca de cómo deberían interactuar los humanos con las computadoras. Es un modelo de redes sociales que se siente más íntimo y auténtico que las ideas de Facebook que ahora dominan el mundo en línea. Los diseños de software y hardware de Snap, así como sus estrategias publicitarias, son mucho más atrevidas que la mayoría de lo que hemos visto en gigantes de la tecnología, entre ellos Apple.
El modelo de negocios de Snap, que depende de publicidad al estilo de la televisión, ofrece a los vendedores muchas menos opciones que la sofisticada segmentación generada por gigantes de la web como Google por lo que parece un modelo novedoso. Y quizá lo más importante es su estrategia de entretenimiento y periodismo que valora la edición humana y la curaduría de historias seleccionadas por algoritmos de personalización… eso representa una opción ante las publicaciones filtradas y virales que dominan gran parte del ambiente noticioso en línea.
Snap aún es relativamente pequeña; su base diaria de usuarios de 150 millones palidece en comparación con la de Facebook (de 1.2 mil millones) y su éxito está lejos de estar asegurado. Por eso a veces puede dirigirse hacia lo extraño e inescrutable. Y no es obvio que todos los avances sean positivos (por ejemplo, no estoy seguro de que siempre sea mejor para nuestras relaciones perder los registros de nuestras charlas con amigos).
Los amantes de la tecnología valoran la disrupción, y es difícil pensar en otra empresa que haya cambiado el status quo de manera tan constante como lo ha hecho Snap a lo largo de los últimos años.
La industria consideró que todo lo que los usuarios publicaban en Internet debía quedarse ahí. Guardar la información de la gente -y después reexaminarla constantemente para crear nuevos productos y publicidad- es el motor que respalda a colosos como Google y Facebook.
El mayor beneficio
Desde su creación en 2011, Snap impuso una nueva forma: de manera predeterminada, las fotos que se publicaban a través de Snapchat eran visibles sólo por un periodo breve. En ese momento fue una idea desconcertante y muchos supusieron que sólo sería bueno para tener cibersexo. Para sorpresa de la industria tecnológica, los mensajes que desaparecían cautivaron a los usuarios que habían sentido temor de que sus actos digitales los persiguieran para siempre.
El internet “efímero” de Snapchat -que desde entonces ha sido imitado por otras empresas como Instagram- no sólo trajo una nueva idea de la privacidad en línea. También alteró lo que alguna vez se había considerado una ley sagrada de la interacción en línea: la viralidad.
Cada medio que alguna vez ha sido popular en línea -desde los correos electrónicos hasta las redes sociales como Facebook- ha estado permeado de cosas que pasan de un usuario a otro. Ése no es el caso de Snapchat. Aunque ha introducido algunos medios limitados de enviarle snaps a la gente, la breve vida de cada snap significa que no hay medios evidentes para que ningún contenido se vuelva viral dentro de la aplicación.
Hay autenticidad puesta en práctica. Las estrellas más grandes -incluso Kylie Jenner- sacan ventaja de dar acceso a sus vidas reales. Como resultado, gran parte de lo que se ve en Snapchat parece menos una actuación que en otras redes sociales. La gente no está buscando “Me gusta”, ni seguidores, ni que se comparta su contenido. Para bien o para mal, están intentando ser personas reales.
La disminución de algoritmos de personalización y viralidad también desempeña un papel en la manera como Snapchat trata las noticias. El formato primario de Snapchat se llama Historias, un pase de diapositivas de los videos de un usuario que se reproducen en orden cronológico, del más reciente al más antiguo.
Las historias de Snapchat, que desde entonces han sido copiadas de manera generalizada, trajeron un orden más natural… comenzar por el principio y partir de ahí.
Mientras que Silicon Valley evitaba la edición y la curaduría hecha por humanos, y en vez de eso retransmitía en computadoras para detectar y difundir noticias, Snapchat comenzó a contratar productores y reporteros para reunir clips en videos detallados.
La empresa llama a esos videos Historias en Vivo y han sido transformadores, a diferencia de cualquier otra presentación noticiosa que se pueda encontrar en línea. Cada día, Snapchat ofrece una o varias historias acerca de eventos grandes y pequeños que suceden en el mundo, entre ellos partidos de fútbol, premiaciones y noticias serias.
Un caso de éxito
Este verano, por ejemplo, mientras que el resto de los medios estaban enfrascados en el “huracán Trump”, el equipo noticioso de Snapchat pasó días dando seguimiento a las devastadoras inundaciones en Luisiana. Eso fue inusual, pero la presentación de Snap también fue pionera: en vez de mostrar vistas aéreas o reporteros en el lugar de la escena, que son formas convencionales en las noticias de televisión, Snapchat ofreció videos desde el interior de las casas de las personas, desde refugios y escuelas. Mezcló la macrohistoria de la pérdida personal, e incluso momentos de humor y aburrimiento.
Snapchat ha dicho que se considera una empresa de cámaras en vez de una red social. Esto suena a patrañas publicitarias (después de todo, apenas comenzó a fabricar su primera cámara de verdad, Spectacles), pero creo que su idea de distinguirse del resto de la industria tecnológica es importante.
Snap puede liberarse de las normas aceptadas en Silicon Valley porque no se considera como una simple empresa tecnológica. Es hora de que todos comencemos a verla de esa manera.