Se sabe que el invierno en tierras canadienses es crudo y Niagara on the Lake, ciudad cercana a las Cataratas del Niágara, no se libra de las bajas temperaturas.

Pero es justo gracias al intenso frío que aquí se experimenta, que el paladar puede disfrutar de una de las bebidas más representativas y codiciadas de la zona: el icewine o vino de hielo, elaborado a partir de racimos de uvas deshidratadas, que necesitan estar a 10 grados bajo cero durante mínimo tres días consecutivos.

“Las uvas se dejan en la viña a que se congelen profundamente”, explica Igor, experto de Peller Estates Winery, una de las casas productoras de icewine con más prestigio en la región, situada aproximadamente a media hora en auto desde las famosas cataratas.

Para proteger los racimos de las aves, que no pierden oportunidad para acercarse a hacer su propia cosecha, de tanto en tanto se escucha el estruendo de un cañón de sonido que sirve para ahuyentarlas.

Un especial cuidado forma parte del proceso, en donde se emplean uvas de cepas como Cabernet Franc, Riesling y Vidal Blanc.

“Se cosecha a mano desde la medianoche hasta muy temprano por la mañana. Tienes que hacerlo antes de que salga el sol”, agrega Igor.

Luego las uvas se llevan al área de prensado donde se exprimen los racimos congelados. Por cada uva se obtiene solo una gota de icewine, de modo que para producir tan solo un mililitro se requieren 10 uvas, mientras que en la elaboración de los vinos tranquilos (un tinto, por ejemplo) se requiere una uva y media.

“Es muy denso, dulce y rico en sabores y aroma”, destaca el experto.

El icewine es una tradición que nació en Alemania a finales del siglo 18 y continúa, aunque en aquel país europeo la producción no se da todos los años. Se hace en Austria y en Suiza, pero en Canadá se obtiene la mayor cantidad. 

Lo que hace a la región de Niagara on the Lake una de las más importantes de icewine en el mundo es que tiene la combinación adecuada del calor del verano y frío en el invierno que garantiza las temperaturas bajo cero que la producción requiere, enfatiza Igor.

Las instalaciones de Peller Estates Winery, desde el viñedo hasta la bodega están abiertas al turismo. En su restaurante, comandado por el chef Jason Parsons, los comensales prueban un menú diseñado en colaboración con la enóloga Katie Dickieson, especial para maridar con tintos, blancos y rosados de la casa.

Invierno todo el año

 

Para experimentar la temperatura a la que tienen que estar las uvas con las que se produce el icewine, Peller Estates Winery abrió 10Below Icewine Lounge, un bar de hielo donde donde hay oportunidad de degustar la variedad de los vinos de la casa. En la construcción del espacio se emplearon 13 mil 607 kilos de hielo. Los helados recorridos por la bodega están disponibles para los visitantes, todos los fines de semana. El costo es de 15 dólares canadienses por persona.

Fiesta al paladar

Degusta el icewine como un profesional. Aquí algunas recomendaciones de Montse Muriel, sommelier:

 

1. Se toma frío, a unos 7 grados centígrados.

 

2. Sírvelo en una copa flauta o copa de vino blanco.

 

3. Al saborearlo, busca sabores como de mermelada y notas de almendras tostadas, avellanas y nueces.

 

4. Usualmente es un vino de postre, por lo que se puede maridar con frutas frescas.

 

5. También va muy bien con quesos maduros, como el azul y el brie.

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