Además de violencia sicológica, económica, física y sexual, las mujeres que sufren abusos también atraviesan una larga cadena burocrática al denunciar, y padecen una alerta de género que no es integral y no tiene un modelo único.
En Jalisco, los ocho Municipios en donde se decretó la Alerta de Violencia contra las Mujeres tienen sus propias políticas y programas, al igual que el Gobierno estatal, complicando las denuncias y la atención a víctimas.
“No tenemos un modelo único de atención a víctimas, esto es gravísimo, porque lo principal es que las mujeres dejen de padecer la violencia institucional”, dijo Gabriela Salas Rodríguez, presidenta del Consejo Ciudadano del Instituto Jalisciense de la Mujer (IJM).
Detalló que el modelo debe profesionalizar todos los eslabones, desde el policía que atiende a la mujer y llena el informe homologado, hasta el Ministerio Público que integra la averiguación previa.
Otras acciones que quedaron en el tintero, agregó, fueron un banco de datos para las órdenes de protección y un protocolo unificado para su emisión.