Donald Trump se saltará una fiesta, pese a lo mucho que le gustan las galas. Según anunció el presidente republicano ayer, no asistirá a la cena de corresponsales de la Casa Blanca, uno de los eventos sociales más esperados del año en Washington, que se celebra desde 1924.
Su decisión se conoció a un día de que su equipo provocó protestas de los mismos corresponsales por negarle el acceso a un encuentro de prensa a varios medios, nacionales e internacionales.
“No participaré en la Cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca de este año. Por favor, manden mis mejores deseos a todos y pasen una estupenda velada”, tuiteó Trump.
El presidente de la Asociación de Corresponsables de la Casa Blanca que organiza el evento anual, Jeff Mason, respondió que la organización “toma nota” del anuncio de Trump, y agregó que los planes siguen adelante para un evento que “ha sido y seguirá siendo una celebración de la Primera Enmienda (que defiende la libertad de expresión) y el importante papel desempeñado por medios independientes en una república sana”.
El boicot a la fiesta que reúne en Washington a los grandes medios y sus estrellas, así como a políticos y celebridades, supone un paso más en la creciente tensión entre la Administración Trump y el “cuarto poder”. Además, rompe una tradición respetada por sus predecesores, por muy enfadados que estuvieran con quienes cuentan y vigilan cada uno de sus pasos.
Lidera hispano a demócratas
Los demócratas eligieron ayer al exsecretario del Trabajo Tom Perez como su nuevo presidente nacional, el primer hispano en el puesto, tras superar a un congresista de Minnesota.
Perez se impuso al representante Keith Ellison en la segunda vuelta de la votación del Comité Nacional Demócrata, finalizando una divisiva campaña.
Perez debe reconstruir un partido que en la última década ha perdido unos mil puestos de elección popular, un retroceso que no se había visto en 90 años.
Reconociendo su corta ventaja, Perez eligió a Ellison presidente adjunto. (AP)