Entre un 10% y un 15% de la población es zurda. El halo de misterio que envuelve a los que escriben con la mano izquierda les ha relacionado con la pintura, la música y la introversión. 

La explicación hasta ahora se antojaba un enigma. Aunque se relacionó con el resultado de la actividad que registraba el hemisferio derecho o izquierdo del cerebro durante el desarrollo del feto, un nuevo estudio ha desechado esta causa y ha resuelto el misterio.

Los investigadores de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania) señalan en un artículo publicado en la revista eLife que, aunque esta habilidad sí se desarrolla en el vientre materno, su causante no es el cerebro, sino la médula espinal. Los científicos detectaron que a las ocho semanas de gestación ya existen marcadas diferencias genéticas entre zurdos y diestros. La expresión de ciertos genes de la médula espinal, encargados de controlar el movimiento de las piernas y los brazos es distinta para cada uno de estos grupos.

Desde la década de los 80 se conoce que “la preferencia por utilizar una u otra mano se desarrolla en el útero ya en la octava semana de embarazo. A partir de la decimotercera, ya eligen chupar el pulgar derecho o izquierdo”, cuentan los investigadores. Los movimientos de las extremidades de los niños están controlados por la médula espinal, que ordena un movimiento con las instrucciones de la corteza cerebral: sin embargo, y aquí viene el hallazgo, estas dos partes del cuerpo no están comunicadas en fases tan tempranas de la gestación, por lo que los investigadores concluyen que ser zurdo o diestro lo determina directamente la médula espinal.

Los expertos han hallado que la preferencia por usar la mano izquierda o la derecha no viene escrita desde el principio en el ADN, sino que depende de factores ambientales (aún por determinar) producidos durante el embarazo. 

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