A unas horas de su presentación, un potente contragolpe conservador amenaza con hundir la nueva iniciativa de ley de salud impulsada por el Partido Republicano, aun cuando el presidente Donald Trump y líderes del Congreso comenzaron a tratar de vender la legislación como la ansiada cura para el “Obamacare”.

“Realizaremos algo grandioso y estoy orgulloso de apoyar el plan de reemplazo presentado por la Cámara de Representantes”, dijo ayer Trump en la Casa Blanca ante legisladores republicanos.

Mientras, el vicepresidente Mike Pence decía a legisladores republicanos en el Capitolio que ésta era su oportunidad de echar a pique la ley de salud del ex presidente Obama, y el líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell pronosticaba la aprobación del Congreso a inicios de abril.

Pero se asoman en el horizonte importantes obstáculos luego de que algunos renombrados legisladores republicanos anunciaron su oposición, calificando la nueva iniciativa como Obamacare Lite, Obamacare 2,0 e incluso RyanCare, referencia al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.

El nuevo plan republicano derogaría las impopulares multas de la ley actual para las personas que no tengan seguro de gastos médicos, reemplazaría los subsidios basados en ingresos, limitaría futuros financiamientos federales para Medicaid, y tendría reglas menos estrictas que las que impuso Obama.

Partidarios y detractores republicanos intentan reducir el papel del gobierno en los servicios de salud, pero algunos conservadores afirman que la nueva propuesta no es suficiente.

Los demócratas aseguran que la propuesta dejaría sin seguro a muchas personas, pasando los costos a los estados y los sistemas hospitalarios.

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