Una canción con la letra “Stella’s On” hizo que Pamela Anderson y Salma Hayek movieran los pies al ritmo de la música en la Opera Garnier de París durante el desfile de Stella McCartney.

La enérgica presentación fue un nocaut la noche del lunes en la Semana de la Moda de París, que terminó con un homenaje al fallecido astro de la música George Michael.

El alma del artista británico, quien murió el año pasado a los 53 años, se hizo presente.

El éxito “Faith” fue incluido al final y las modelos bailaron juntas en la pasarela y fueron ovacionadas.

Todas se congregaron en un círculo mientras decían con los brazos levantados “Faith. Love”.

Esto hizo que la supermodelo Natalia Vodianova bailara en su asiento en primera fila.

Michael era muy apreciado en la moda por promover la industria en videos como “Freedom”, en el que participaron Cindy Crawford, Christy Turlington, Naomi Campbell y Linda Evangelista.

Fue una oda emocionante, vibrante y libre.

Stella esta en forma

Quizá podría ser el desfile más fuerte de esta temporada.

McCartney hizo cambios sublimes e inesperados a su clásico repertorio de moda convirtiendo lo utilitario en sensual.

Entre los modelos más destacados hubo abrigos en tweed cuadriculado con toques ecuestres, proporciones exageradas en las mangas y unas originales “solapas secundarias”, que repetidas en paralelo daban un efecto dinámico, como si la visión del público estuviera distorsionada.

La colección mezcló lo alto y lo bajo a la perfección.

Lo alto, como un tejido de la pintura “Horse Frightened by a Lion” en crepé de seda, enmarcado con mangas de tweed. Lo bajo, con sostenes con las copas puntiagudas, sexys y provocativas.

Sensual pero cerebral: hubo vestidos de noche con encaje transparente, modelos con cuellos de tortuga con destellos brillantes y pantalones abombados con la cintura ceñida.

La hija de la fallecida activista por los animales Linda McCartney es famosa por ser vegetariana y nunca usa pieles en sus desfiles. Además, promueve una dieta saludable.

Este mantra ha llegado a la comida que ofrece en sus pasarelas. Dentro de la Opera Garnier, los invitados aún somnolientos no pudieron tomar el café que se suele servir antes de un desfile matutino. En vez, tomaron té herbal.

El lunes también hubo bebidas desintoxicantes en el menú, una de las cuales prometía, con humor, un efecto como de “botox”.

Pero todos los beneficios se perderían en la fiesta posterior al desfile que McCartney ofrecería en el club Silencio de David Lynch, donde sí habría cocteles con alcohol.

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