Durante muchos siglos la herbolaria ha sido parte del botiquín básico para aliviar o paliar ciertos malestares del organismo, pues las plantas y hierbas aromáticas ofrecen incontables beneficios no sólo en cuanto a sabores y aromas en las recetas de cocina.
En un sentido, el bienestar en el organismo comienza con una buena alimentación —además de, por supuesto, mantener un nivel de actividad física y descanso adecuados para el cuerpo—, la cual se refleja, en primer lugar, en nuestra apariencia física y, luego, en el funcionamiento óptimo del organismo.
Así, una buena manera de apoyar los efectos de la medicina moderna es haciendo uso de remedios herbolarios con base en hierbas aromáticas y plantas. De acuerdo a un artículo publicado por la Revista UNAM, la Universidad de Chapingo ha realizado estudios sobre las cualidades de ciertas plantas aromáticas y su uso para combatir y/o controlar enfermedades como la diabetes o padecimientos cardíacos. “De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, al menos el 90 por ciento de la población en México usa las plantas medicinales y, de esta cifra, la mitad usa exclusivamente a las ‘yerbas’ para atender sus problemas de salud,” indica en el artículo el doctor Erick Estrada Lugo, investigador en Fitotecnica de dicha universidad.
El uso de cada hierba dependerá del padecimiento a tratar y, por supuesto, la severidad de éste; no obstante, la manera tradicional de emplearlas es por medio de infusiones o tisanas; así como cataplasmas o compresas, jugos o decocciones, jarabes y, ya en presentaciones procesadas, por medio de cápsulas. Ahora bien, es importante consultar con un doctor para cada caso en particular y, sobre todo, no dejar el tratamiento médico recomendado.
Para elaborar una infusión se puede agregar una cucharadita de la hierba a utilizar (ya sea fresca o seca y previamente autorizada por tu médico) en una taza de agua hirviendo y dejar reposar durante cinco a 10 minutos. Cuela y, si la tisana resulta amarga, endulza al gusto con miel o jarabe de agave. Las tisanas se preparan de la misma forma que la infusión, únicamente que después de colarse se dejan reposar hasta enfriarse por completo y se consumen en tomas de una cucharada por hora o como se haya indicado por el experto. Por otro lado, cuando se habla de decocción hay que agregar una cucharadita de la hierba indicada a una olla con agua fría. Después se lleva a hervor lento durante tres a 10 minutos y al final se cuela y endulza al gusto.
Cuando se trata de un jarabe se necesita remojar 100 gramos de hojas frescas o secas en un litro de agua, calentar hasta que suelte el hervor durante un minuto, colar y dejar reposar durante dos o tres días. Luego, se deberá agregar a esta preparación aproximadamente 500 gramos de azúcar (o en todo caso, una proporción al 50 por ciento dependiendo la cantidad de líquido). También se puede utilizar miel o jarabe de agave.
Finalmente, en cuanto a la elaboración de jugos, es importante utilizar un extractor de alimentos o, bien, exprimir las hierbas a mano y hay que tomar en cuenta que la cantidad de hierba a utilizar será mayor y, por supuesto, la concentración será intensa. El jugo es importante tomarlo en forma pura, es decir, sin diluirse. Por último, no olvides que la herbolaria es un recurso auxiliar y que no hay que dejar de consultar al médico.
Las que no te deben faltar
Ya sea para darle sabor a tus platillos o para preparar un té para aliviar malestares menores del cuerpo, una colección de hierbas de olor frescas es indispensable en la cocina y el jardín.
Lavanda
Su fragancia puede aliviar dolores de cabeza, limpiar el acné y acelerar la desinfección de heridas.
Salvia
La palabra salvia significa, literalmente, “sanar”, así que esta hierba te ayudará a bajar inflamaciones en la garganta y boca.
Diente de león
Esta hierba salvaje será tu aliada para cuidar tu hígado, calmar los gases intestinales, dolor de articulaciones, moretones y dolor de estómago leve.
Tomillo
Durante siglos se ha utilizado como un antiséptico; así como para tratar resfriados, congestión nasal, indigestión y gases.
Manzanilla
Tu taza té acaba de tener otra dimensión, pues ayuda a tratar los cólicos en los bebés, la ansiedad y el insomnio.
Orégano
Esta planta aromática es una gran fuente de antioxidantes que refuerzan el sistema inmunológico; además es antifúngico.
Menta
Si comiste de más, un té de menta ayudará a aliviar la sensación de indigestión; además, refrescará tu piel, tiene un efecto analgésico menor y combate el dolor muscular.
Mejorana
Si padeces de gastritis, dispepsia o ardor de estómago, esta hierba te ayudará. Incluso es recomendable para aliviar las molestias de las úlceras estomacales.
Romero
Se dice que ayuda a mejorar la memoria y a prevenir el desarrollo del Alzheimer.