Hace unos momentos el visionario Jorge Arena Torres Landa falleció en esta ciudad.

El Fundador de Agua y Bosque AC, fue pionero del área natural protegida Sierra de Lobos AC.

De acuerdo a información tomada del portal de Agua y Bosque, el empresario bisabuelo, es un soñador de los ecosistemas vivos, de esa manera sencilla y práctica de ver la vida como un conjunto de hechos encadenados a ser productivos, útiles para los demás. Es como sembrar para que otros vean lo que hoy se siembra, es como soñar con hacer un bosque que él ya no verá y en ese caminar gozar la vida como es de sencilla.

Sobrino del gobernador Torres Landa y sobrino nieto de un Santo, del Padre Yermo y Parres, Jorge es alguien a quien le tienen respeto los políticos y los talamontes, pues su voz siempre se ha levantado sin miedo en medio de espacios ciudadanos o Consejos gubernamentales para defender el medio ambiente, para perseguir a quienes cazan furtivamente, para denunciar a quienes lavan arena en cuerpos de agua, para criticar a funcionarios corruptos y para recordarnos que el agua es el futuro de la ciudad pues en la sierra está “el tinaco de León”.

“Su” sierra, -ése enorme espacio que comenzó a hacer suyo en los años setenta cuando inició la aventura de rescatar Sierra de Lobos desde el Rancho Guanajuatito-, le cobija hoy con miles de árboles que ha plantado y que por medio de sistemas de presas que rescatan las cuencas hidrológicas, han sido regados desde pequeños y vistos nacer desde sus invernaderos. Así ha logrado un enorme proyecto ambiental que aglutina hoy a universidades, redes sociales y voluntarios que se han entusiasmado por ver cambios en esta zona del ANP Sierra de Lobos.

Proveniente de una familia de vascos asentada hace un siglo en México –los Arena fundaron bancos en nuestro País en el inicio del siglo XX-, Jorge regresó joven a León para iniciar su ir y venir creando empresas de la construcción y de transporte. Inició como muchos, independizándose de su familia para así trotar por Tabasco, Michoacán, Guerrero, Nuevo León y México DF dando giros comerciales e industriales a su actividad hasta irla concentrando con su hermano Alejandro en el Grupo ALCON que posee al famoso Centro Comercial Plaza Mayor, el mayor del Bajío.

Hombre trotamundos, fue un “hombre de las profundidades” practicando el buceo y militando en la Marina mexicana, lejano al miedo y seguro de sí mismo lo que le ha permitido seguir subiendo montes y cañadas aún hoy con su bastón. Conocedor de la vida del mar, por décadas se lanzaba allende el pacífico en su barco para domar sus pacíficas aguas. Participante del Maratón del Balsas y buen corredor de caballos, Jorge lo mismo armaba empresas constructoras, que inmobiliarias, que de transporte, como en el comercio mismo donde puso un sello a la manera de hacerlas crecer y administrarlas con la filosofía de sus padres Alejandro y Conchita.

Sencillo en su vestir y vivir, le basta poco para ser feliz: sus amigos, su rancho, sus árboles y su familia. Practicante de una filosofía de la vida tan sencilla como “Si el bosque no da de comer al hombre, el hombre se come al bosque”…”Amarás a tu prójimo como a ti mismo”…”Amor con amor se paga”, Jorge encarnó el concepto de los espíritus indómitos y emprendedores que arrancaron de ideas una empresa.

En medio de espacios ciudadanos como el Consejo de SEMARNAT, el de la Cuenca Lerma-Chapala, el de Desarrollo Regional, la Asociación Ganadera, el de cuencas hidrológicas y otros más, supo darle un tono ciudadano e independiente a sus aportes para conservar el agua.

Sus años setentas se fueron llenando de jóvenes nietos y amigos que desde las instituciones que impulsó como el Patronato de la Universidad Tecnológica de León, Agua y Bosque y la Universidad Meridiano, gustaban de convivir con él y aceptar su manera sencilla de ver la vida rodeado de agua, y él todo Arena.

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