Dentro del grupo que se conoce como “pescados y mariscos” entra todo animal que vive en el agua, siempre y cuando éste sea comestible. De esta manera, actualmente incluimos en este grupo alimenticio a los moluscos, siendo los más populares las ostras, los mejillones, las almejas y los callos. Luego, tenemos a los crustáceos cuyos ejemplares más representativos son la langosta y los camarones; finalmente, están los cefalópodos: los calamares y el pulpo.

Después, el grupo más grande se conforma por los pescados que, a su vez, se divide en las variedades de carne magra (lenguado, bacalao, huachinango, etc.), los de carne semigrasa (sardina, bonito o jurel) y los considerados grasos como el salmón, el atún, la angula y el arenque, entre otros.

1 ¿Por qué consumirlos?

Es recomendable incluir pescados y mariscos en tu dieta, especialmente si tienes un estilo de vida sedentario, pues éstos tienen un mayor contenido de agua (en comparación con la carne) por lo que son de fácil digestión para tu organismo, ya sean crudos o cocidos.

2 ¡No te pases!

¡A quién no le gusta un coctel de camarón, unos ostiones frescos con unas gotitas de limón o un plato de pasta con mejillones y callos de hacha! Sí: sabemos que los productos de mar son irresistibles, pero, ¿sabías que los crustáceos y los moluscos aportan un nivel considerable de colesterol?

Un pescado magro tiene entre 50 y 90 mg de colesterol por cada porción de 100 gramos, en tanto que éste aumenta al tratarse de mariscos: entre 100 y 150 mg. Así que cuida la porción que incluyes en cada receta.

3 Olvídate de las latas

Sabemos que en estos tiempos agitados, la comida enlatada puede salvarte la vida. Sin embargo, consumir pescados o mariscos en esta presentación puede representar calorías extra en tu ingesta diaria, así como una cantidad más elevada de sodio. Recuerda que uno de los métodos de conservación de estos productos es el elemento graso: el aceite o, bien, la salmuera por lo que, aunque drenes el líquido de la lata, el producto aún estará bañado en estos productos. Si no tienes otra opción, no empeores las cosas agregándole mayonesa, pues ésta es, básicamente, grasa saturada.

4 Cocina sin grasa

No sabotees tu dieta cocinando tu porción de pescado con grasa. Opta por métodos de cocción en donde puedas obviar este elemento o, bien, utilizar una menor cantidad. El empapelado o papillot es ideal para cocinar pescado, sólo recuerda utilizar papel encerado y cerrar bien cada porción.

5 Los tiempos cambian

Durante mucho tiempo los pescados grasos, como el salmón, no eran recomendados para personas con padecimientos cardiovasculares; no obstante, hoy la noción es diferente. Tan sólo una porción de este grupo de pescados aporta menor cantidad de calorías que, por ejemplo, la carne de res.

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