Antes de la renovación, este edificio era un antiguo garaje desvencijado, sin ventanas ni luz, en el centro de la ciudad de Ámsterdam.

La propietaria y diseñadora de interiores Irene Mertens y el estudio de arquitectos Vroom trabajaron durante más de dos años para reconstruirlo, empezando por 17 pilares que soportaran su estructura.

La idea era conectar el jardín delantero con el canal de enfrente. Decidieron crear un solo espacio que combinase la vivienda de Mertens con las oficinas de Atelier Sukha, la empresa de mobiliario y decoración que dirige.

Las áreas abiertas se separan mediante ventanas viejas recogidas por Lars van Overbeek, conocido director de arte holandés. También han utilizado claraboyas y ventanas de construcción en la parte posterior, escogidas para no desentonar con la estética del barrio, conformado por edificios construidos a partir de 1900.

La casa es un espacio diáfano donde solo la habitación de los propietarios y el baño están separados.

 

 

La separación de los diferentes espacios de la casa se ha realizado con antiguas ventanas, puertas y paneles de madera recuperados por el director de arte Lars van Overbeek.

La casa también acoge el despacho de Atelier Sukha, donde Mertens sirve de intermediaria entre clientes europeos y artesanos indios. Las paredes de arcilla albergan el sistema de calefacción, denominado de muro radiante.

El baño, separado también con antiguas ventanas y paneles de madera recuperados, le cede el protagonismo a la bañera con patas de hierro.

En la cocina, diseñada por la propietaria, se ha empleado arcilla, piedra marroquí y piedra ágata. La grifería proviene de un anticuario, así como el lavamanos. La cerámica, los platos y textiles son de su última colección.

Los materiales naturales como el lino, el algodón, la madera y la cuerda suavizan y dan calidez a la vivienda, sobre todo en espacios como la sala.

El tipo de madera es un diseño de la propietaria. Los accesorios del salón –cajas, cestas, candelabros– han sido elaborados por artesanos de India.

El enorme lucernario que corona el salón aporta luz suficiente para iluminar toda la vivienda, ya que la habitación, por ejemplo, se encuentra separada del resto de la estancia por cierres acristalados.

Las sillas del comedor fueron adquiridas en un anticuario. La tetera y las piezas de porcelana pertenecen a la última colección de la diseñadora y propietaria, Irene Mertens. 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *