Cientos de leoneses gozaron de una noche al son de las partituras del veneciano Antonio Vivaldi, a cargo de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) en el Teatro del Bicentenario.

La orquesta, conformada al estilo del compositor por apenas 13 ejecutantes del violín, 3 del chelo, uno para órgano y uno más en el bajo continuo, estaba lista en el escenario para recibir a su director musical, Roberto Beltrán Zavala, quien salió entre los aplausos del público.

“Nunca acostumbro a hacer uso de la palabra, pero debo mencionar que hace unos meses tuve la bendición de recibir a un par de gemelos y entre pañales y biberones envié el programa completamente equivocado”, mencionó el músico y explicó el orden correcto de las melodías.

Con el concierto para cuerdas y bajo continuo en La mayor y el concierto para cuerdas y bajo continuo el Sol menor, la OSUG abrió noche musical, que revivió el espíritu de uno de los más destacados compositores barrocos, Vivaldi.

Luego de una gran interpretación, los músicos dieron la bienvenida al flautista invitado Erik Bosgraaf, quien demostró su destreza y pasión por el instrumento de viento con la ejecución de “El verano” del libro de conciertos “Las cuatro estaciones”.

Para la siguiente ejecución el flautista cambió su instrumento por uno más pequeño, por lo que Beltrán Zavala aprovechó para bromear con la audiencia.

“Erik metió la flauta a la secadora y ahora quedó así (mostrando al público la flauta más pequeña). Él la llama ‘la flauta chihuahua’”, mencionó.

El público gozó de la melodía concierto para flauta,orquesta y bajo continuo en Do mayor, que culminó la primera parte del recital.

Tras varios minutos la OSUG volvió nuevamente al escenario para darle el toque de alegría a la noche con el concierto para orquesta y bajo contiguo en Re menor, y presentar a sus invitados especiales de la noche, Bosgraaf y la joven prodigio Wei Hung, para la ejecución del concierto para oboe, violín, orquesta y bajo continuo en Sol menor.

Con una magna ejecución el público aplaudió maravillado por el talento de los jóvenes, que no sólo compartieron el amor por el sonido e interpretación de la flauta, sino el diseño de su vestimenta.

Con un reacomodo en la agrupación, el recinto resonó al compás de la Sinfonía para cuerdas y bajo continuo en Fa mayor.

Por varios minutos los asistentes ovacionaron a los músicos por el regalo que resultó la velada musical.

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