s niños salen a trabajar y a mendigar en las calles de León. Este año el DIF ubicó a 275, mientras que en noviembre y diciembre del año pasado contó a 229.
“Actualmente sí contamos con menores trabajando en varios puntos de la ciudad, nos sorprende que en febrero hubo un aumento comparado con los últimos dos meses del año pasado”, reconoció Janet Adriana Pimentel Rodríguez, psicóloga y coordinadora del programa de Desarrollo Integral del Menor (DIM) trabajador en situación de calle o riesgo.
De los menores hasta de 17 años, 189  son de León, de las colonias: San Juan Bosco, Las Joyas, Centro, 10 de Mayo, León I, San Felipe, Los Ángeles, San Juan de Abajo, Las Ladrilleras, Villas de San Juan y Maravillas.
Principalmente trabajan en tianguis como La Pulga, en las estaciones de transferencia Delta y San Juan Bosco y en Ladrilleras del Refugio; en bares trabajan la noche de viernes y sábados.
El 85% de estos niños estudia, según la psicóloga, aunque “este dato no está actualizado”.
86 de los menores son de Chiapas y Oaxaca. Este año, la población indígena llegó en grupo al municipio, pues ven atractivo el dinero que ganan en la calle.
“Se ven acompañados de sus padres y hermanos, vienen a trabajar por dos meses… eso es lo que manifiestan los niños, nos dicen que tienen un permiso por parte de la escuela para faltar”, dijo Janet Pimentel.
Los niños dicen a los promotores del DIF que en sus lugares de origen la pasan muy mal porque no hay trabajo, y vienen a León porque la gente es caritativa y humanitaria; el dinero que ganan los ayuda a sobrevivir por un tiempo.
Ambos grupos de niños trabajan haciendo malabares, vendiendo semillas, limpiando parabrisas, practicando la mendicidad; y en un día ganan de 120 a 500 pesos, aseguraron ellos mismos.
“Ha ido creciendo la población de menores tanto urbanos e indígenas, nosotros como la sociedad somos partícipes porque nos generan lástima y generamos el apoyo mediante la moneda. La ciudadanía nos puede ayudar no dando la moneda y reportándolo a la dirección”, pidió la coordinadora.
“Nuestro programa no recoge a niños ni los desaparece de los cruceros. La finalidad es que el niño se adapte a la sociedad pero no nada más en el ámbito de trabajo, sino en el rol que le toca como menor”, añadió.
Un equipo de 10 promotores multidisciplinarios del DIF trabaja en el rescate, orienta a los niños… pero hay algunos que no se prestan a escucharlos, algunos corren entre los carros arriesgándose a que los atropellen, otros hablan su lengua y los ignoran, señaló.
El programa mandó casos al área jurídica en 2016 y éste año van tres casos, debido a que se violentan los derechos de los menores leoneses.

 

Prefieren la calle que la escuela

A cambio de unas monedas, ocho amigos de entre 12 y 17 años limpian parabrisas y hacen malabares en las calles.
Vecinos de la colonia 10 de Mayo y de Hacienda Otates, antes de las 10 de la mañana se preparan para ir a trabajar en el crucero del bulevar Adolfo López Mateos y Pradera, en la colonia Manzanares.
Todos dejaron la escuela, y se organizaron para ganar algo de dinero.
Desde hace un año y medio, según José Juárez Mares, de 15 años, dedican cuatro horas diarias a un “trabajo pesado”.
Sus herramientas son una botella con agua y jabón, una franela y un limpiaparabrisas, para que en segundos el cristal del carro quede sin manchas.
Es difícil, sostuvo José, pues estar bajo el sol, sin agua y corriendo para ganar clientes, “no es de lo más agradable, pero sí se saca dinero”.
“Estudiaba la secundaria número 10 pero me expulsaron. Busqué trabajo en fábricas y no hallé, así que me vine al crucero de limpiaparabrisas”, añadió.
El joven tiene urgencia de dinero, su novia está embarazada y debe trabajar. “Quiero darle algo, después veo si me metó a estudiar, aunque (a corto plazo) no está en mi mente pisar un salón”.
Aseguró que en el crucero obtiene entre 100 y 300 pesos al día; no es fácil ganarlos, dijo, “pero se le hace la lucha”.
Daniel López Sánchez, de 16 años, y Armando Puentes Vázquez, de 17, prefieren buscar el sustento en la calle que estudiar.
Ambos tienen la responsabilidad de ayudar económicamente a su familia, hay necesidades.
“Terminé la secundaria, después me metí a trabajar a una fábrica pero me pagaban poquito y mejor me vine a la calle a lavar parabrisas”, mencionó Armando.
Los adolescentes mencionaron que trabajadores del DIF municipal los cuestionó hace casi cuatro meses, les pidieron datos personales y al final prometieron regresar en una semana para llevarlos a los Centros Comunitarios y enseñarles a trabajar, o bien tomar clases o hacer otra actividad, pero eso no sucedió, aseguraron que se olvidaron de ellos.

 

Llegan de Chiapas a trabajar en León

Hace casi tres semanas llegó a León Sandra Gómez Velasco con sus dos hermanos.
La niña tiene 13 años, Gabriel 12 y José 9; en Chiapas, de donde son originarios, no hay trabajo pero en León sí, dijeron.
Viven de las propinas que les dan automovilistas por hacer malabares con pequeñas pelotas. Sandra alza en hombros a su hermano José, quien con la carita pintada de payaso avienta las pelotas hacia el cielo.
En cuanto terminan de dar su espectáculo en la esquina de López Mateos y Barrio de Guadalupe, corren a los carros a recoger lo que les regalan para que no les gane la luz verde del semáforo.
Gabriel, también con la cara pintada, se junta con los otros niños y jóvenes a lavar parabrisas en el cruce de Pradera.
“Dormimos en el huerto y cuando terminamos, a las 2 de la tarde, nos vamos caminando a casa. No sabemos cuánto tiempo nos quedamos en León”, comentó.
Dos veces al año llegan a León y trabajan en lo mismo, según Sandra con la aprobación de sus papás que los esperan en Chiapas.
am recorrió el López Mateos, de Campestre a Industriales y se encontró únicamente con los menores de edad trabajando en dos cruceros. 

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