Para Blanca Hernández Escalera hacer ‘brillar’ a sus alumnos mediante sus clases de natación es no sólo una forma de ayudarlos a alcanzar el máximo de sus capacidades sino también, una manera de romper límites.

Hace 15 años, Blanca comenzó a entrenar a un grupo de niños con Síndrome de Down, mientras el colegio donde trabajaba en Irapuato, contrataba a una maestra de Educación Especial.

“Me gustó mucho ver como ellos se ponían súper felices por los logros que alcanzaban día a día, con ellos hay que ser muy pacientes porque por la discapacidad que tienen, es de rutinas completas, de mucha disciplina, de llevarlos diario porque sino, es volver a empezar”, comentó.

Hernández llevó a los niños al agua, logrando que la hidroterapia diera excelentes resultados que incluso la sorprendieron a ella, por la capacidad de sus alumnos de siempre dar más de si mismos.

“Me gustó muchísimo empezar con ellos, son niños muy entregados y lo único que te dan es amor, aprendí a ser muy tolerante, muy paciente, es un mundo que muy pocos conocemos”, compartió.

Otro de los grupos que atendió fue a niños con discapacidad intelectual, que también la hicieron darse cuenta que los límites se los pone uno mismo y no una discapacidad.

“Uno mismo pone los límites, yo me preguntaba cómo podía hacer para que avanzaran, me decía ‘a lo mejor hasta aquí es donde pueden llegar’ pero no, ellos me sorprendían y yo decía ‘perdóname Dios porque pensé que no lo iban a lograr’, es algo de verdad impresionante”, reconoció.

 

Entrena a campeones

Desde hace un año, Blanca entrena a Juan José y Raúl Gutiérrez Bermúdez, dos chicos de talla baja que comenzaron en un grupo de atletismo, de donde ella los reclutó, dándose cuenta de sus cualidades como nadadores.

“Hicimos un busca talentos, ahí vi a los niños, los tenían en atletismo compitiendo, pero les fue muy mal, porque ellos no son para ese deporte, los lleve a natación, fue así como los invité para natación, jamás fue una simple clase de natación, siempre fue dedicarme al 100 a ellos, al entrenamiento”, recordó.

Juan José y Raúl lograron traer 12 medallas para Irapuato luego de su presentación en los juegos parapanamericanos, siendo una satisfacción para Blanca como maestra que apenas puede describir.

“Cuando entrenas a chicos con discapacidad el trabajo es doble, pero sabes que la satisfacción que tendrás también será doble”, confesó.

Hernández confesó que desde los 14 años, cuando veía las olimpiadas en Seúl, se imaginaba que podría vivir una experiencia como esa, no como atleta pero si disfrutaría de una vivencia como esta.

“Es un privilegio que Dios me ha dado el poder trabajar con chicos con discapacidad”, finalizó.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *